N.R/A.P. A Coruña
Las catastróficas inundaciones en el sur de Valencia por la DANA y ahora, las de Gerona, han provocado que muchas personas miren a su alrededor preguntándose si sus viviendas, negocios o bienes están en lugares seguros. Aunque sucesos como los ocurridos en la Comunidad Valenciana son, por suerte, extremos y poco habituales, los expertos cartografían de forma habitual los lugares en los que los riesgos pueden ser más importantes. El frío Atlántico no puede generar los mismos fenómenos que el Mediterráneo pero, aun así, A Coruña cuenta con varios puntos inundables: Feáns, Mesoiro y el Paseo Marítimo, mientras que hay otros puntos en Arteixo, Betanzos, Cambre, Carral, Oleiros y Sada.
Estas zonas están marcadas por el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (Snczi), del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Basándose en mediciones como los caudales en los anteriores diez años o los estudios geomorfológicos e históricos, delimitan extensiones inundables con mayor probabilidad. “Es complicando que pase lo de la Valencia –comentan fuentes de servicios de emergencia–; la probabilidad no es baja, es muy, muy baja”.
Más habituales son las inundaciones provocadas por la mareas vivas, algo que conocen bien en Betanzos o Sada, e incluso en A Coruña, donde a veces la duna no ha sido suficiente como para contener la fuerza desatada del océano. El mapa elaborado por los técnicos del ministerio también se encarga de buscar fórmulas para determinar la probabilidad de que se inunden espacios habitados debido a la acción del mar. En este caso, la ciudad de A Coruña sumaría a sus zonas de potencial inundación las playas del Orzán, Riazor y Matadero, hasta San Andrés y casi la plaza de Pontevedra.
Cauces como el Mendo o el Mandeo se unen al Mero y al Maior para provocar daños cuando rebosan por la lluvia
A lo largo del año se producen varias alertas, tanto en mar como en tierra, y los coruñeses se han acostumbrado a ellas mucho más que los valencianos. “El mar ha llegado al Paseo Marítimo, y lo volverá a hacer”, avisan algo innecesariamente.
Los índices de probabilidad varían en función de los períodos. Hace unos diez años todavía se registró una importante inundación en Riazor, pero en las últimas épocas de temporales las alertas naranjas y rojas no han dejado grandes daños. “La gente ya pasa de las alertas, dice que no es para tanto, pero aquí se siguen dando, incluso alertas naranjas, cerrando las costas. Otros no las dan precisamente por eso, como ocurrió en Valencia”, señalan
Tierra adentro, la zona de Feáns, Mesoiro y el polígono de Pocomaco es la que aparece con una mayor probabilidad de que las aguas se desborden e inunden solares y zonas construidas. La peligrosidad se inicia en Feáns, con el rego de Conxes, el rego dos Carneiros y el rego de Campos; su suma genera un cauce inundable que se extiende hacia Mesoiro, donde a esa agua se une la del río con el mismo nombre. La zona que es propensa a anegarse afecta también al polígono de Pocomaco, sobre todo a su primer tramo, en la zona de la avenida Primera. Ya en otro lugar, en este caso en Santa Gema, el río Quintas supone también un riesgo de inundación.
En el caso de Arteixo, se reparten cuatro zonas distintas con peligro de anegación: Sisalde (con el río Barrañán), el casco urbano (con el río de Arteixo y el rego de A Bidueira), la zona del rego de Seixedo en su curso hacia el embalse de Rosadoiro (incluyendo la rotonda de entrada al polígono de Sabón) y Meicende, en la zona del embalse.
Hacia el este, en Oleiros, es el rego de Bastiagueiro (en su camino hacia la playa) uno de los lugares en el que los expertos del ministerio marcan una alta probabilidad de inundaciones. El mismo cauce fluvial pone en riesgo también las zonas de Muíño do Vento, Lóngora y Espiño, aproximadamente a las espaldas del instituto María Casares.
El mes pasado, la zona de la ribera de Betanzos volvió a anegarse, y afectó a las viviendas del Grupo Brigantium
En Cambre, es el Mero el que marca la peligrosidad. Su cauce es zona inundable a su paso por Sigrás, A Telva o A Barcala, donde además se suma a la ecuación la presencia de las aguas del río da Gándara, que también es considerado como un foco de anegaciones. Además, en la zona entre O Temple y el municipio de Oleiros el rego de San Pedro constituye también un riesgo, según los expertos.
Por su parte, Carral cuenta con la vaguada de Paleo como principal punto de entrada de las aguas, que pondría en peligro calles como la rúa da Fraga, Pintor Velasco o Manuel Ferrol.
Dos de los lugares del área coruñesa en los que más se piensa al hablar de zonas inundables son los municipios de Betanzos y Sada. El visor cartográfico del ministerio también lo deja claro, sus cascos urbanos son dos de las zonas con mayor probabilidad de sufrir inundaciones fluviales. En el caso betanceiro, el Mandeo y el Mero, rodeando el casco antiguo de la ciudad y la entrada a la ría de Betanzos, constituyen una ecuación perfecta de peligrosidad, en la que A Ribeira, A Ponte Vella, O Carregal y As Cascas, además del puerto y zonas de A Magdalena, quedarían anegadas de forma habitual.
Los sistemas de filtración naturales tratan de aminorar las escorrentías
Por su parte, en Sada el peligro llega de la mano del río Maior, que ya varias veces ha dejado calles bajo las aguas en su tránsito a la entrada del casco urbano y hacia la desembocadura en la playa. A él, el visor une el peligro que supone el regato de Fontoira para la avenida de Barrié de la Maza y hasta el arenal sadense.
En cuanto al mar, también afecta al área. Por ejemplo, a Oleiros, donde una gran marea anegaría Santa Cristina y la ría de O Burgo hasta el parque de José Martí. Precisamente, la ría de O Burgo también pondría en riesgo las riberas de los ayuntamientos de Cambre y Culleredo, hasta la zona de A Barcala.
Finalmente está el caso de la ría de Betanzos, que es en todo su recorrido desde el Mendo y el Mandeo –tanto en el municipio betanceiro como en el vecino Bergondo–, potencialmente inundable. En este caso también suele coincidir con las mareas altas, cuando cielo y mar se conjuran para inundar la zona de A Ribeira y las viviendas del Grupo Brigantium. La última vez fue a mediados del pasado mes, lo que prueba que el peligro es real.