Está comunmente aceptado que en el interior de cada español hay un seleccionador de fútbol, un médico y un politólogo. Quizás en el caso de los coruñeses habría que añadir un concejal de Fiestas, ya que la lista de actuaciones, especialmente en los barrios, no acaba de generar un consenso o la satisfacción esperada desde el Gobierno local, hasta el punto de que las críticas desde las asociaciones vecinales son cada vez más constantes y en algunos casos, como el de Novo Mesoiro, se ha apostado directamente por desentenderse de los días grandes en sus calles. El Ayuntamiento había advertido hace meses de una reducción presupuestaria, pero ni en los planes más pesimistas se esperaba un rechazo tan explícito. Algunas voces del movimiento vecinal sugieren la ruptura con María Pita en lo que a organización se refiere y apuestan por convertirse también en comisiones al uso como las de cualquier parroquia de Galicia.
La relación entre vecinos y Ayuntamiento viene enrarecida desde comienzo de verano, cuando varias asociaciones empezaron a inquietarse por la poca antelación a la hora de anunciar la programación de sus festejos, y también a recelar del nivel que se alcanzaba en barrios como Labañou o Los Rosales. Entonces, además, los representantes de esas agrupaciones dejaban entrever una cierta improvisación que hizo correr como la pólvora el pesimismo. “Veníamos de años en los que podíamos contar con su ayuda para la contratación, pero no ha sido hasta una semana antes de la fiesta que nos llegaron la confirmación y el cómo nos apoyaría”, reconocía Maru Ambort respecto a la Festa dos Porcos da Labañou. Poco después, y con otras palabras, el mensaje se volvía casi idéntico en cualquiera de las esquinas de la ciudad.
CÓMO LO VEN |
JUAN RODRÍGUEZPresidente Sagrada Familia |
RAMIRO OTEROPresidente o Castrillón Soto-IAR |
LA VERSIÓN MUNICIPALAsí lo ve el Ayuntamiento |
Durante los últimos días barrios importantes como O Castrillón y la Sagrada Familia no ocultaron su decepción, de manera más o menos explícita, con lo conseguido. En el caso de los primeros, Ramiro Otero instaba a disfrutar de los festejos primero y valorar después, aunque no ocultaba su decepción por el hecho de haber perdido el gran concierto rock, con ejemplos como Heredeiros da Crus o Burning. Mucho más explícito resultó Juan Rodríguez, su homólogo de la Sagrada Familia. “El año que viene nos vamos a financiar nosotros y haremos una propuesta totalmente diferente. Realizaremos una colecta por el barrio con patrocinadores y con una orquesta para un evento como este”, advertía claramente enfadado en la antesala de sus días grandes. “Con el dinero que nos dieron no daba ni para contratar los hinchables”, añadía.
Lo cierto es que la capacidad de maniobra de las asociaciones vecinales es más reducida que en una aldea o un pueblo, donde la tradición de donar es casi una imposición. Por eso, y a pesar de que se convirtió en un pionero a la hora de tensar a cuerda con María Pita, Víctor Lamela, presidente de los vecinos de Novo Mesoiro, reconoce que, de momento, la independencia no es viable: “Que se cree un grupo de vecinos en forma de comisión está bien, pero no sería posible llegar al nivel de un pueblo. Detrás de una asociación vecinal en la ciudad ya hay demasiada carga de trabajo de por sí”.
El barrio periférico será el que tome la alternativa la próxima semana con unas fiestas que todavía no tienen cartel, ni tampoco un responsable claro. Y es que, aunque la asociación presidida por Víctor Lamela ha anunciado su hartazgo, el Ayuntamiento no tira la toalla y en los próximos días habrá intentos de acercamiento para ir de la mano de los residentes.
Por otra parte, la ya icónica imagen de miles de personas a los pies del escenario de Los Satélites en O Ventorrillo es motivo de envidia sana para el resto de zonas. Quizás, el paradigma de lo que le gustaría ser al resto de barrios. De hecho, las últimas fiestas del año suelen ser las más cargadas de eventos y unas de las más concurridas. El secreto tiene mucho que ver con el concepto de comisión de fiestas, pero siempre dentro del marco de la colaboración, según dice Aníbal Rodríguez, vicepresidente de la asociación de vecinos: “Somos conscientes que este año la aportación es inferior, pero tenemos la comisión de fiestas, que está formada por los directivos y una serie de voluntarios, los cuales llevan desde hace muchos años por los domicilios. Es la misma forma que en los pueblos, casa por casa, y mantenemos esa manera de trabajar. Está claro que, sin el apoyo de los vecinos, los negocios, la hostelería y todo tipo de comercio sería imposible hacer la parte del festival Son do Vento, pero trabajo a tres partes es clave: Ayuntamiento, asociación vecinal y finalmente comisión de fiestas”.
Por lo tanto, a pesar del enfado, ambas partes están condenadas a entenderse de cara al futuro. De lo contrario, según se deduce del razonamiento de los propios interesados, están condenados a seguir rebajando el nivel.
LAS CIFRAS DE LAS FIESTAS DE BARRIO |
660.000 euros Fue la inversión en fiestas de barrio durante el año 2022 por parte del Ayuntamiento en lo que supuso el primer año después de la pandemia y sus restricciones |
950.000 euros Gastó el Ayuntamiento en 2023 para unas fiestas de barrio que generaron el aplauso unánime de todos los vecinos, pero en los que se dio una gran inflación en los costes |
640.000 euros Ha sido finalmente la dotación para los barrios durante 2024, en un ajuste de cinturón anunciado, pero que sin embargo dejó cifras muy semejantes a las de 2022 |
Lejos de escurrir el bulto, desde el Ayuntamiento se habla explícitamente de una reducción en la inversión en fiestas, algo que ya se anunció públicamente a comienzo de año y con lo que se trabajó desde el principio a la hora de planificar. “Se advirtió del margen presupuestario para que se tuviese en cuenta a la hora de diseñar las fiestas; entendemos que todos queremos lo mejor posible para nuestro barrio, y que a todos nos gustaría tener a Bruce Springsteen en María Pita”, dicen fuentes municipales. No obstante, y anotado el cabreo de los vecinos con el proceder, desde el propio IMCE se han puesto manos a la obra: las fiestas de 2025 empezarán a tomar forma en 2024.
En primer lugar, se recuperará la comunicación permanente y el trabajo codo con codo con las asociaciones, algo que en 2024 no fue del todo posible debido a los ajustes, pero que tradicionalmente tomaba forma mediante convocatoria en marzo. La intención es aumentar y mucho el margen temporal y que en otoño esa convocatoria para las propuestas de los vecinos sea ya una realidad. “Se sacará la convocatoria de fiestas 2025 a lo largo de otoño de 2024 y se llegará al máximo que permita la previsión presupuestaria”, anuncian.
ASÍ FUNCIONABA |
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ASÍ FUNCIONARÁ |
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