Los incidentes graves que han tenido lugar en los últimos días han generado un clima de inseguridad en una ciudad que no está habituada a unos niveles tan altos de violencia. Los más graves han sido la muerte a puñaladas de un joven de 22 años en Juan Flórez la mañana de Nochebuena, y el de un hombre de 35 años, esquizofrénico, a manos de un policía al que atacó en la mañana de Navidad. No son los únicos, pero sí los más sobresalientes que ponen de manifiesto la escasa vigilancia que existe en las calles de A Coruña. 

Por ejemplo: hay que señalar que, la misma mañana que se conocía la muerte del joven de origen peruano de 22 años, la Policía Local intervenía en otra agresión con arma blanca en la calle de Antonio Pedreira Ríos, en O Ventorrillo. Allí había estallado una disputa entre una pareja. Él le había pegado a ella y ella, en respuesta, le había apuñalado en el estómago, por lo que fue trasladado al hospital. Ambos fueron arrestados, el primero por violencia doméstica y ella por agresión con arma blanca. El varón fue dado de alta poco después. 
 

Este martes por la tarde, la Policía Local tuvo que acudir a la calle de Alcalde Lens, en Agra do Orzán, en respuesta a un aviso de que un hombre sangraba en la calle, entre los coches estacionados en batería. Se sospecha que había sido víctima de un apuñalamiento. Sin embargo, cuando llegaron los agentes, el individuo se había esfumado. Solo encontraron una gran mancha de sangre sobre el asfalto. 
 

Reducción de patrullas 

A raíz de sucesos como estos, el PP, el principal partido de la oposición, ha recordado la necesidad de aumentar el número de agentes de la Policía Nacional, para poder mantener más presencia en la calle. En ese sentido, sindicatos como SUP o Jupol reconocen que apenas hay coches patrulla. Este último define la situación como “insostenible para una servicio de calidad a los ciudadanos y seguro para los agentes”. Aduce que en los últimos diez años, el número de agentes del 091 en cada turno ha pasado de catorce aproximadamente a la mitad. La presencia policial se reduce a mínimos en festivos. Por eso en la mañana de Navidad, solo había dos coches patrulla en toda la ciudad. 
 

Como uno de ellos se encontraba en comisaría, custodiando a un sospechoso, solo una patrulla pudo acudir a la llamada que alertaba de que un hombre armado con una barra de hierro estaba destrozando los parabrisas de los coches estacionados en la avenida de Arteixo, y que acabó con el sospechoso, un enfermo mental agresivo (padecía esquizofrenia), muerto de un disparo cuando trató de golpear a uno de los agentes con la barra de hierro que llevaba, después de que fallara el recurso del táser y los tiros al aire.
 

Una tragedia que quizá no hubiera ocurrido de haber contado con refuerzos suficientes como para dominar al sospechoso. A pesar de eso, hay que señalar que este año se ha dispuesto un turno de refuerzo durante la noche, de paisano, pero sigue sin ser suficiente Por eso el PP reitera la necesidad de cubrir todos los puestos del catálogo de Policía Nacional en la ciudad. 

Por otro lado, los sindicatos señalan que, aunque llegan nuevos agentes, el número de patrullas no crece porque se destinan a otros puestos, como la sala del 091, la seguridad de las nuevas oficinas del DNI o a gestión. Cuando acaban en las patrullas (los zetas, en jerga policial), normalmente es para sustituir a otros agentes que quieren abandonar Seguridad Ciudadana por otro destino menos exigente. “No somos una ciudad insegura pero sí somos una ciudad con problemas de inseguridad por falta de gestión municipal y estatal”, denuncia el PP.