El Ayuntamiento actualizará este año el mapa del ruido de la ciudad, un estudio periódico con el que se analiza el impacto de las diversas fuentes de ruido en la ciudadanía.
Esta semana salió a licitación el contrato para la realización de este estudio, al que se dedicarán unos 38.500 euros y que permitirá actualizar el último mapa, que se publicó en 2017 con datos del 2016.
A modo de resumen, este informe toma como referencia el impacto sonoro de cuatro fuentes principales: el tráfico de carreteras y ferrocarriles, el tráfico viario urbano, el aeropuerto y la industria. A mayores, se tienen en cuenta otras peculiaridades, como el impacto que pueden tener otras actividades, como el ocio nocturno, en la que este mapa del ruido también hará especial hincapié.
Una vez se obtienen los datos, se estima la afectación en la población y se estudian las posibles medidas para paliar los efectos negativos de la contaminación acústica.
En el último mapa del ruido, hecho público con los datos del año 2016, se estimaba que más de 26.000 personas estaban expuestas a niveles de ruido muy elevado, por encima de los 75 decibelios, mientras que más de 66.000 lo estaban en la franja entre 70 y 75 decibelios (aproximadamente una cuarta parte de la población coruñesa).
En el ámbito del tráfico, además de las grandes carreteras (como la AP-9 o la AC-14, por ejemplo), el último estudio fijaba en 19 las calles y rondas de la ciudad que más ruido generaban: la avenida de Alfonso Molina, la de Pedro Barrié de la Maza, la de Linares Rivas, la calle de Manuel Murguía, la ronda de Outeiro, la de Nelle, la calle de Gregorio Hernández, el Paseo de Ronda, la avenida de Fisterra, la de Arteixo, la calle de Severo Ochoa, la avenida de San Cristóbal, la del Alcalde Pérez Arda, la de Monelos, la de Montserrat, la calle Vila de Negreira, la avenida del Ejército, la calle de Juan Flórez y la de San Andrés.
En relación al último informe, en estos cinco años se han dado varios cambios a tener en cuenta, como los que se refieren al ruido nocturno y al botellón. Una de ellas es que se han ampliado las Zonas de Especial Protección (ZEP). En 2016 se circunscribían a la plaza del Humor y los entornos de la Ciudad Vieja y de la plaza de Santa Catalina, a los que, a finales de 2019 se sumaron los jardines de Méndez Núñez. En estas zonas no se permiten concentraciones de gente durante la noche.
Precisamente en relación al ocio nocturno, este estudio recomendaba medidas para combatir el ruido, como el control en la concesión de licencias o la regulación de apertura y funcionamiento de los establecimientos ligados a esta actividad.
Por otro lado, el informe ligado al mapa del ruido también se refería a procesos para paliar los efectos sonoros del tráfico rodado, para el cual se tenían en cuenta medidas vinculadas a la promoción de una menor dependencia del vehículo privado, para lo cual se proponía mejorar las movilidades urbana e interurbana, buscando promocionar el transporte público.
Entre las medidas planteadas para evitar desplazamientos innecesarios, el informe proponía potenciar la administración electrónica, para evitar viajes para gestiones rutinarias.
También se mencionaba en el estudio la reducción y control de los límites de velocidad, algo que en parte se ha cumplido en estos cinco años con la proclamación de A Coruña como “Ciudad 30”, además de con el recorte de espacios para el vehículo privado, en beneficio del peatón.