Hace años las bombas fétidas eran sinónimo de Carnaval y gamberrismo preadolescente. Para los que no lo vivieron, se trataba de unas pequeñas ampollas que, al pisarlas o lanzarlas, desprendían un olor insoportable. El lugar preferido acostumbraban a ser las clases. Sin embargo, desde el pasado sábado, una sensación semejante y perenne impregna el barrio de Os Mallos a la altura de la calle de la Paz. En este caso, la realidad es mucho más cruel y se trata de un desborde de fecales a la altura del número 18 que no solo desprende hedor, sino también el color y los restos correspondientes. 

Esa emergencia sanitaria ha llevado al Ayuntamiento a actuar por la vía física y administrativa: mientras las máquinas trabajaban en la zona también se instó a la propiedad a una actuación lo antes posible. De hecho, desde el pasado viernes y tal y como afirman los vecinos, por la calle de la Paz han pasado todo tipo de equipos y servicios públicos. “Era un auténtico asco”, confiesa Pili Neira, portavoz de la Plataforma Vecinal de Os Mallos. “Estuvimos varios días allí metidos y vimos pasar a Emalcsa, los Bomberos y técnicos municipales. Hay que decir que las concejalías diferentes con las que hemos ido hablando respondieron genial”, añade. 

Causas 

Según deslizan los residentes en la zona, el problema podría venir del desequilibrio en el mantenimiento de dos edificios que compartían desagua. Mientras en uno de ellos la propiedad  acometió el pasado año la reforma para la instalación de un ascensor y cambió las tuberías, el otro se mantuvo con la estructura original. “Tienen todo alquilado y pasan de todo”, indican. Por su parte, el Ayuntamiento ya se ha puesto en contacto con esa propiedad para dar una solución más a largo plazo, a pesar de los trabajos sobre la vía pública. “Se trata de un problema privado: la red de saneamiento está bien, pero existe un edificio que tiene problemas en la suyas y genera esta situación”, dicen fuentes municipales sobre una situación que los vecinos temían pudiese alargarse demasiado en el tiempo.

Ante esa amenaza de que potencialmente las aguas fecales puedan volver a inundar el entorno, la Concejalía de Medio Ambiente ya se ha puesto en contacto con la propiedad del inmueble en problemas. “Se ha ido a limpiar la zona de modo inmediato y el propietario del edificio tiene requerimientos de Medio Ambiente para que tome las medidas necesarias por insalubridad. Debe hacerlo o será sancionado, pero en todo caso la avería o el fallo están en una propiedad privada”, añaden desde el Gobierno local, a quien los vecinos se han dirigido pública y privadamente para agradecer la celeridad y poder respirar tranquilos en sus propias casas. Nunca mejor dicho.