La Barbería no volverá a abrir sus puertas nunca más. El establecimiento recomendado por la guía francesa Le Routard y distinguido con un Solete Repsol, no ha podido sobrevivir a la sanción impuesta por el Ayuntamiento después de una medición de sonido. Llevaba con medidas cautelares desde el pasado 21 de enero, pero su propietario, Xabi Barral, ha dicho ‘basta’ y ha anunciado una nueva aventura para empezar de cero en otra parte. “Sentimos moito ter que comunicar que nos vemos obrigados a pechar o noso bar”, indica. “Por diferencias irreconciliables coa propiedade e un desporporcionado criterio sancionador da administración non nos queda outra opción”, añade.
Se trata de un desenlace que ha sentado como un jarro de agua fría a la legión de seguidores y habituales del polifacético bar. Para unos templo gastronómico, para otros referente hipster y para muchos el local idóneo de primera copa, no esperaban este giro en acontecimientos después de que aquel fatídico 21 de enero la dirección dijese: “Desexando que este pesadelo remate canto antes, vémonos na Barbería”.
La Barbería no morirá sin permitirse una despedida a la altura de su legado y el propio Barral promete enterrarla como se merece. “Moitísimas grazas a todos por estes marabillosos once anos, por tantos bailes, risas, brindes, chupitos, libros, música, concertos… estade atentos, xa que faremos unha despedida como ben se merece”, confiesa Barral.
Fue la sanción y cierre de La Barbería una de las tres causas que originaron la reciente movilización de buena parte del ocio nocturno, además de la multa a Le Tavernier y el cese de actividad durante tres meses de La Intrusa. De hecho, el propio Xabi Barral es ahora presidente de la Asociación Para la Defensa e Igualdad de la Hostelería, uno de los invitados a la mesa de negociación convocada por el Ayuntamiento y principal defensor de la revisión de la normativa que rige la actividad del ocio nocturno.