El Gobierno de Inés Rey llega a la primavera con varios frentes abiertos, que alteran la tranquilidad de la vida política local. Uno de los más importantes es Nostián: el futuro de la planta de reciclaje sigue colgando de un hilo, y el Consorcio As Mariñas, que agrupa a los municipios del área, anunció la semana pasada que quiere participar en la gestión. La alcaldesa, cuestionada ayer, prefirió guardar silencio, y es que el modelo de reciclaje de la ciudad, y los millones que los coruñeses deben pagar por él, sigue en el aire. Pero se sabe que los planes de la Concejalía de Medio Ambiente pasan por añadir un quinto contenedor, homologándolo al resto de España, pero no será de envases, sino de restos diversos: pañales, vendajes, cerámicas e incluso cascotes.
Esa es la conclusión que extrae la plataforma por el reciclaje Nostián con futuro, tras entrevistar con la concejala de Medio Ambiente, Noemí Díaz. El catedrático Manuel Soto Castiñeira, ingeniero experto en reciclaje y portavoz de la organización, advierte que la medida que propone el Ayuntamiento no va a contribuir a mejorar los niveles de reciclaje de Nostián. “Non vai a mellorar a xestión”, insiste Soto, que recuerda que el problema de la planta situada en Bens es el orgánico: los coruñeses no lo separan adecuadamente, de manera que el compost que se produce en la planta con él es de muy baja calidad.
El Gobierno lleva dando vueltas a este problema desde noviembre de 2022, cuando presentaron por primera vez el anteproyecto para la nueva concesión de la planta de Nostián, con mucho retraso, puesto que la anterior había caducado en diciembre de 2020. En parte, la razón del retraso es que habían decidido redactar un pliego de condiciones nuevo en vez de seguir adelante con el que había dejado preparado el Gobierno de la Marea Atlántica. Entonces abandonaba el modelo de cuatro contenedores (orgánico, inorgánico, papel y cartón) que se conoce por húmedo-seco y, técnicamente, como Tratamiento Mecánico Biológico (TMB).
El nuevo modelo sería el de la planta de Sogama y que es el más habitual en España, con cinco contenedores (orgánico, envases ligeros y restos de inorgánicos, papel y cartón). Aquello suscitó una gran controversia por varios factores. Primero, porque la entonces concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, siempre había defendido ese sistema de recogida. Y segundo, porque el modelo de cinco contenedores no es tan eficaz como el de cuatro: Nostián recupera más envases con el actual sistema. Esto es importante porque lo recuperado lo paga Sogama, entidad que agrupa a los principales fabricantes, y es el principal ingreso de cualquier planta de reciclaje.
Ahora, la Concejalía de Medio Ambiente parece que pretende esquivar el problema manteniendo los envases en el contenedor amarillo, el grande, donde irían a parar los plásticos, como hasta ahora. El quinto contenedor sería pequeño (para reducir el problema del espacio arrebatado al aparcamiento) y allí iría a parar los desperdicios más inusuales.
Soto insiste en que si no se controla la calidad de la recogida de basura en origen, no mejorará el nivel de reciclaje. Y esto no se puede hacer sin un control. Sin embargo, el experto señala que el Ayuntamiento ha dado un paso adelante al implantar un sistema de recogida puerta a puerta en el los locales de hostelería del centro, que sacan su propio contenedor a la calle para la recogida.
El Ayuntamiento asegura que la experiencia ha sido positiva, aunque no ha aportado datos. En el contrato de servicio de recogida incluía una prueba de contenedores con llave, pero se demora sine die: una sentencia judicial, ha anulado la concesión y el Ayuntamiento redactará un nuevo contrato.