El efecto mariposa constante que parece haberse desencadenado a raíz de la invasión de Ucrania empieza a tener su repercusión no solamente en el día a día de los coruñeses, sino también en los que tradicionalmente se beneficiaban de la caridad de éstos. Y es que el incremento constante de precios en la bolsa de la compra ha reducido el tamaño de ésta y, por ende, también el espacio que acostumbrábamos a dejar a los que más lo necesitan.
El Banco de Alimentos Rías Altas, la matriz de todo el proceso de intendencia y suministro para el tejido de ONG de la ciudad, ha registrado en el primer trimestre del año una bajada de alrededor del 30 por ciento en las donaciones respecto al mismo periodo de 2022. A pesar de que se trata de algo esperado, la preocupación es creciente en una entidad que literalmente da de comer a mucha gente, tal y como advierte su responsable, María Capelán, Mariquiña. “El motivo principal es la subida en el precio de la compra”, reconoce. “Es insoportable el precio de la cesta básica, de la luz o de los alquileres; estamos muy mal de reservas”, advierte.
El bien más codiciado
La leche es a la caridad lo que el agua al regadío: un bien de primerísima necesidad y, al mismo tiempo, el primero en escasear en tiempos de flaqueza. Algunas entidades que dependen directamente del Banco de Alimentos Rías Altas han llamado a la puerta y se han encontrado un panorama desolador. “Nunca tenemos algo tan básico como la leche en cantidades suficientes; todas las ONG lo piden, pero simplemente no tenemos para más”, advierte Capelán.
En total son 142 las diferentes asociaciones de carácter benéfico que dependen directamente del fondo de armario del Banco de Alimentos Rías Altas, entre ellas algunas tan reconocibles como la Cocina Económica o Cáritas.
El maná de la Gran Recogida
Más de 1.300 personas participaron el pasado mes de noviembre en la tradicional Gran Recogida, un acto programado a nivel nacional por todos los bancos y que en esta ocasión logró reunir 350 toneladas de alimentos. Aproximadamente el 80 por ciento del producto supone un colchón para etapas en las que la caridad se estila menos o en los que no nos acordamos de quien lo necesita todo el año. Ya entonces el mensaje fue de satisfacción pero premonitorio: “No sólo se come en Navidad”.
La pasada semana tuvo lugar en los supermercados Eroski otra versión reducida de esa Gran Recogida: los supermercados Eroski se poblaron de voluntarios para el llamado Zampakilos. Ahora mismo, los almacenes siguen procesando todo el género, aunque la sensación fue más que positiva. En el horizonte está el mayo solidario en todas superficies Gadis. Tendrá lugar los fines de semana y con recogidas mixtas, lo que permite la aportación económica en caja o a través de la donación de productos.
Sin embargo, y por más que se exprima la caridad de los coruñeses, la responsable del Banco de Alimentos Rías Altas lanza un mensaje a quien corresponda: “Queremos que se bajen de la nube y que los políticos vean lo que cobra la gente real, que vengan a ver el día a día”. Durante el año 2022 creció un 5 por ciento el número de familias que recurren al Banco. Mientras, y más que nunca, cada gesto cuenta.