Es una expresión y una impresión recurrente eso de que “Xuxán empieza a parecerse a un barrio al uso”. Los pioneros que se mudaron a una zona prácticamente fantasma han visto llegar comercios, servicios, conexiones viarias e incluso un parque infantil. En la potencialidad y el qué será está la clave para mantener viva la llama de la paciencia. Pero en ocasiones los desafíos son demasiado incluso para el más comprensivo de los residentes. Y es que, como si de un escenario Lego o los Clicks de Playmobil se tratase, alguien parece haber tirado de un tortazo buena parte de la señalización vial. 

El culpable está totalmente identificado con nombre, aunque sin apellidos. Más bien los culpables: ‘Ivo’ y ‘Hortensia’, las dos borrascas que a finales de enero azotaron la ciudad con un reguero de más de 200 incidencias. El panorama en las principales calles, entre la escasa circulación de vehículos y las señales ‘comiendo césped’ desde hace más de un mes, es propio del set de rodaje de una película postapocalíptica. Incluso a la hora de describir el problema existen cuestiones y problemas impensables en cualquier otro punto de la ciudad: algunas de las calles o no tienen nombre o ni siquiera los vecinos las conocen. “La mayoría están en la paralela a la calle Cernadas, pero es que esa calle no tiene nombre; después de las dos borrascas llevan semanas ahí”, reconoce Diego García, portavoz del barrio. Sí, portavoz y transmisor de problemas y penas, porque ni siquiera existe en la actualidad una asociación vecinal como tal. Los intentos han sido muchos, pero nunca ha terminado por cristalizar.

Otro de los que ejercen de impulsores de un Xuxán más acorde con el resto de la ciudad es Esteban Velasco, antiguo presidente de los vecinos de Matogrande y gestor de varias cuentas en redes sociales en las que se informa de la actualidad de su barrio, pero también del vecino. A él acuden a menudo los residentes que buscan un altavoz y visibilidad para sus problemas. “Las señales siguen ahí tiradas y no sabemos muy bien el por qué”, lamenta. Uno de los comentarios al respecto, procedente de un vecino, indica: “Xuxán: el gran abandonado. Es increíble lo mal que se hacen las cosas en este barrio, porque cobran cuotas de urbanización a los vercinos que construyen sus casas, y luego lo tienen abandonado”. Otro enumera los daños que permanecen sin arreglar: “Bolardos rotos, señales caídas, parque infantil cerrado...”, asevera. 

Y es que el cierre del parque infantil tuvo mucho que ver también con la el paso de ‘Ivo’ y ‘Herminia’. Y es que un corrimiento de tierra evidenció la defectuosa estructura de los cimientos de un edificio por construir. El resultado fue el derrumbe de un muro y el comienzo de una obra sobre otra que mantiene a los más pequeños alejados de lo que debería ser el epicentro de la vida social.

Y mientras, la paciencia sigue siendo la nota predominante. “Lo asumes y te cargas de paciencia”, suspira otro residente, que apunta al fin de las obras como argumento para la esperanza.