La movilidad eléctrica es el futuro. Quizá no tanto en el caso de los automóviles, en los que los problemas de recarga y de altos precios los convierten en vehículos poco prácticos, pero las bicicletas son otro caso completamente distinto. La asistencia al pedaleo es uno de los secretos del éxito de BiciCoruña y ha permitido vencer la principal objeción de las coruñeses a los pedales: las empinadas cuestas.
El Laboratorio de Movilidad, una iniciativa cofinanciada desde 2020 entre el Ayuntamiento y la Universidad, ha realizado un estudio. “Lo que había antes era mucha diferencia entre una estación de origen y otra de destino en función de su desnivel”, explica la codirectora de la entidad, Margarita Novales. Por ejemplo, la mayor parte de la gente que se desplaza entre Monte Alto y la plaza de Pontevedra empleaba la bicicleta solo para viajar en esa dirección, mientras que cuando tenía que dirigirse hacia Monte Alto prefería subir la cuesta a pie o en otro medio de transporte.
“Lo que estamos analizando es cómo las bicicletas eléctricas hacen variar esta simetría, y vemos que esa descompensación se ha mitigado mucho”, señala Novales. Una encuesta realizada por el Laboratorio de Movilidad a los usuarios de este servicio arroja un resultado claro: el 16% de ellos declara que han llegado a no emplear BiciCoruña si no pueden hacerse con una eléctrica.
La experta en movilidad defiende a aquellos que rechazan el pedaleo sin asistencia. “Tiene su lógica dependiendo de la parada que se utilice: si, por ejemplo, yo tengo que coger la bicicleta y subir la ronda de Outeiro. Para otros recorridos más llanos, ya no tendría esa lógica”.
“Las asimetrías se han laminado”. En algunos recorridos, se contabilizaban 27 veces más de viajes en un sentido que en el otro. Por ejemplo, entre Los Rosales y plaza de Vigo, porque “claro, había que subir mucha cuesta”. Ahora en el mismo trayecto con bicicleta eléctrica 1,5 veces más viajes en un sentido que en el otro. “Es una diferencia bestial porque el viaje es mucho más cómodo ahora en sentido subida”, reconoce la experta en movilidad a la luz de estos datos.
Aparte de que el 16% de los encuestados no utiliza el sistema cuando no hay, también es destacable que el 25% respondía que anteriormente no usaba BiciCoruña precisamente porque no existía bicicleta eléctrica, mientras que al 15% le echaba para atrás no disponer de una estación cerca de su destino.
En febrero, la Junta de Gobierno Local aprobó una nueva inversión de 1,4 millones de euros (gracias a los fondos europeos Next Generation) con la que se ampliará el número de estaciones hasta las 85. Actualmente, hay 49 bases operativas y tres proyectadas —dos en el campus de Elviña y otra en el campus de A Zapateira—.
El objetivo es que, ya en la segunda fase, se activen otras treinta: veinte de carga eléctrica (con un total de 450 fondeaderos) y otras diez que dispondrán de paneles mixtos de carga solar-eléctrica (con un total de 190 fondeaderos). Todas ellas serán compatibles con los sistemas TIC y el software incorporado al servicio actual de BiciCoruña. Y sobre todo, 300 nuevas bicicletas eléctricas.