En el pleno de hoy se votará la reforma de la ordenanza de Bienestar Animal (que obliga a limpiar los orines de los perros), como lo anunció la alcaldesa, Inés Rey.  De esta manera, el Gobierno local comienza la carrera para ponerse al día de las normativas que quiere aprobar antes de que tenga lugar la cita electoral del 28 de mayo. En efecto: el tiempo se le echa encima, y quedan todavía por aprobar las ordenanzas de ruidos o la de gestión de residuos y de limpieza viaria. Pero no se trata solo de la Concejalía de Medio Ambiente: la Concejalía de Movilidad también tiene varias ordenanzas por aprobar.    
 

Algunas de estas normativas llevan arrastrando una demora de meses. Por ejemplo, la ordenanza de Movilidad, la primera que vaya a tener A Coruña, refunde todos los textos normativos en uno solo. Como novedad, incluye las normas que afectan a los patinetes pero su aprobación definitiva ha tenido que retrasarse por los cambios en la normativa de la DGT y después, por la Zona de Bajas Emisiones, que también afecta al tráfico (aunque el concejal de Movilidad, Francisco Díaz, niegue que se vaya a restringir). 
 

Más polémica son las reformas de las ordenanzas que afectan a las llamadas “terrazas de las pandemias” y que a día de hoy siguen siendo irregulares, a la espera de que se normalice su situación. Otro tanto ocurre con la ordenanza de vados, que el Ayuntamiento no ha modificado ni emitido etiquetas nuevas para la señalización, algo que, en principio, se tendría que hacer de manera anual.
 

La ordenanza de Ruidos también es una simple modificación de la anterior. Los niveles de ruido se mantienen inalterados. En realidad, la única novedad con respecto a la anterior es que se tipifican las molestias por ruidos vecinales fuera de horario nocturno, para poder sancionar, sin necesidad de medición, “comportamientos vecinales no tolerables en otros horarios”. Lleva paralizada desde octubre de 2021.

La otra ordenanza de Medio Ambiente que requiere aprobación es la de  Gestión de Residuos y Limpieza Viaria para ajustarla al nuevo modelo que seguirá la planta de reciclaje de Nostián. Este modelo incluye un tercer contenedor, que se añadirá al de orgánicos e inorgánicos, y que contendrá envases ligeros. Pero primero Rey tiene que conseguir convencer a los regidores del área reunidos en el Consorcio de As Mariñas de las bondades de este nuevo modelo que, a priori, supondrá un desembolso importante en contenerización y un incremento en la tasa de basuras, sin resultar más efectivo en lo que se refiere a la tasa de reciclaje. Y por el momento, no hay ninguna reunión prevista después de la que tuvo lugar hace casi un mes, y que terminó con un pacto de silencio entre los regidores. 
 

Agua con limón    

Es mucho que hacer en solo dos meses, y eso, sin contar con otras tares más urgentes, como la negociación de los presupuestos de este año o, por lo menos, de un modificado de crédito para los presupuestos prorrogados que permita abonar las subvenciones nominativas de las que depende el tejido asociativo de la ciudad. Pero, por lo menos, hoy se ha dado un paso adelante con al aprobación de la ordenanza de Bienestar Animal. La última data de 1997. Una vez aprobada, toda persona que pasee un perro deberá llevar una botella de agua (mezclada con limón o bicarbonato de sodio).  
 

La infracción por no recoger excrementos pasa de 30 a 100 y de 300 a 500 euros. Además, se incluye la  prohibición del sacrificio anima (una práctica abandonada desde hace años) y por supuesto, la ya conocida designación de la cala de Bens como la primera playa canina de la ciudad.  “Desta forma, e unha vez que se aprobe a ordenanza, este areal pasará a ter dita consideración durante todo o ano, baixo a responsabilidade dos usuarios dos cans, que poderán acudir todo o ano”, declaró Rey. l