Las casas abandonadas de la promoción de Epamar dieron un nuevo susto a los vecinos de Palavea, que contemplaron ayer como salía una humareda de ella, alrededor de las cinco de la tarde. Según fuentes de los servicios de emergencia, en el número 55, donde se encontraba localizado el fuego, se encontraba una joven, posiblemente una menor, que fue rescatada con una autoescalera.
La humareda se encontraba localizada en el vestíbulo y afectaba a las escaleras. La joven se encontraba asomada a una de las ventanas del primer piso y pedía auxilio cuando legaron los Bomberos. Lo habitual en estos casos es que se confine a los afectados en sus viviendas. Pero esto no es posible en los bloques de Epamar, porque hace mucho tiempo que los vándalos les arrancaron las puertas.
Aunque el fuego no era importante, decidieron rescatar primero a la joven y emplearon una autoescalera para ello. Minutos más tarde, las llamas habían sido sofocadas. El combustible lo había proporcionado la basura que se acumula en el rellano. En total, se desplazaron tres vehículos con nueve bomberos para la actuación, que se prolongó durante poco más de media hora.
En cuanto a la menor, cuando las autoridades le preguntaron por qué se encontraba allí, ella explicó que tenía miedo de que el incendio lo hubiera provocado su novio. Ambos son de Palavea, y habían tenido una discusión hacía tan solo unas horas, en las que él había proferido amenazas, así que fue localizado y detenido por violencia de género.
Las primeras impresiones apuntan a un incendio provocado, como es habitual: se trata de la segunda vez en lo que va de mes que los servicios de emergencia tuvieron que acudir el doce para sofocar un fuego que se había producido en los garajes subterráneos. Presuntamente, también provocado por algún gamberro o un okupa, aunque los vecinos niegan que nadie habite estos edificios ruinosos de manera permanente, como ocurría hace un par de años.
La asociación del barrio señala que ya están hartos de estos incidentes y reclaman al Ayuntamiento que actúe de oficio y que tapie todos los portales. La única manera, señalan ellos, de acabar con las intrusiones y los incidentes que provocan. Ya hace más de una década que las promociones abandonadas de Epamar, un vestigio del estallido de la burbuja inmobiliaria, son fuente de problemas para los vecinos. El Ayuntamiento anunció intención de adquirirlas para convertirlas en viviendas sociales, pero no ha conseguido avances.