María Casares no solo dejaba huella en compañeros de trabajo y amigos, sino que también removía algo dentro de sus espectadores.

Es el caso del dramaturgo Borja Ortiz de Gondra, que tuvo la oportunidad de ver a la intérprete coruñesa sobre las tablas francesas y que esta tarde (19.30 horas) hablará en el Museo de Belas Artes sobre la figura de la actriz, dentro del ciclo de conferencias ‘María Casares. Do exilio ao escenario’, que impulsa la Xunta de Galicia. Se trata de la penúltima cita del ciclo, en la que también participará María Lopo.

Ortiz departirá “sobre la memoria efímera de María Casares en escena”, ya que los actores de cine “dejan una huella más permanente, porque quedan las películas”, pero en el teatro “no queda registro, solo queda la memoria de la gente”.

El dramaturgo quiere ahondar esta tarde en “cómo María Casares fue una de las más grandes actrices del teatro europeo del siglo XX”, pero también en como “esta memoria solo se conserva entre los que la pudieron ver”.
 

Él se fue a Francia en el 92 y fue allí donde pudo ver ‘Las comedias bárbaras’ de Valle-Inclán, con ella de doña María, “una gran dama de un pazo gallego, con toda la galleguidad que eso conlleva, pero lo hacía en francés”, aunque, a pesar de este último matiz, “era mucho más doña María y mucho más gallega que Berta Riaza”, la actriz que ejercía este mismo papel en España.

Cuando Ortiz hace memoria, recuerda que a Casares “no le gustaba que le dijeran lo de que era un monstruo del teatro”, aunque incide en que “era una energía potentísima”, tanto que “llenaba el escenario, tenía una energía, fuerza, pasión... hay actores que tienen ese fuego encima del escenario, pero ella tenía el incendio entero con ella”. 
 

Desconocimiento

En Francia, María Casares es una institución, allí “se le recuerda muchísimo porque dejo una estela”, recuerda el dramaturgo Ortiz de Gondra.

Sin embargo, “en España, se hablaba de ella como la actriz que triunfaba en el teatro francés, pero nadie la había visto”, por lo que, apunta, “el desconocimiento sobre su figura viene porque el teatro existe en el aquí y en el ahora y si no hay espectadores que la hayan visto, es difícil que cale la idea de gran dama de la escena”.