El argentino Jorge Lavelli fue el director fetiche de María Casares y el próximo miércoles, en el Museo de Belas Artes, hará un repaso por el repertorio que compartieron ambos en Francia desde su primer trabajo juntos, en el 64, hasta la muerte de la intérprete. Lo hará en el marco del ciclo impulsado por la Xunta “María Casares, do exilio ao escenario”, en una cita en la que estará acompañado por Josep María Flotats.
Lavelli solo tiene palabras de admiración para Casares, a quien descubrió antes de llegar a Francia. “María era una joya como actriz, defendía los valores del teatro con todo”, asegura el director bonaerense, que recuerda que la actriz coruñesa era una intérprete “muy completa” con un “sentido plástico impresionante”, pero que, a pesar de tender a olvidar esta faceta, era también “muy divertida”, destacando su vis cómica, que también desempeñó durante su carrera.
Para Lavelli, para hablar de Casares, hay que hablar también de Valle-Inclán, por múltiples motivos, el principal, que las “Divinas Palabras” del dramaturgo arousano fue la primera pieza que compartieron Lavelli y María Casares en los años 60.
Recuerda que “María lo conocía a Valle-Inclán”, ya que era amigo de su padre, Santiago Casares Quiroga, lo que le permitió a la actriz “tener conocimiento de este hombre, porque iba a su casa cuando ella era pequeña”.
El lenguaje de Valle-Inclán, el interés que suscitaba el dramaturgo en lugares como Buenos Aires y el conocimiento que tanto Lavelli como Casares tenían sobre él, les hizo desarrollar una pasión común. “Nos hicimos un poco fanáticos”, reconoce Lavelli sin poder contener la risa.
El miércoles repasará el repertorio que desempeñaron juntos y hablará de la Casares actriz, “porque no sé si habrá mucha gente que la haya visto actuar y, si lo ha hecho, no pudo ser en España”, porque sus representaciones en el país fueron mínimas, “pero en París trabajó muchísimo”, añade.
También hablará de como se conocieron: “fue curioso, porque no la conocía, pero había oído hablar mucho de ella”, comenta el director, que acabó en Francia gracias a la concesión de una beca que pudo prorrogar en el tiempo. “Yo la había visto en un film creo, porque también hizo cosas muy interesantes en el cine”, indica, antes de recordar que la primera vez que la vio en el teatro fue “en una pieza que pasaron en Buenos Aires”, aunque no pudo hablar con ella “porque estaba en el Colón, ubicado en un asiento de pie allá arriba de todo, en el paraíso”, reconoce entre risas. Así que tuvo que esperar a su llegada a Francia para conocerla en persona.
“Ella estaba considerada como una actriz excepcional desde el principio de su carrera y tenía una energía extraordinaria”, comenta con una sonrisa, es por ello que dice no comprender como Casares no ha tenido mayor repercusión en nuestro país, “el público venía a verla, donde iba, llenaba la sala, la gente quería saber más de ella”.
Además, destaca que “María siempre estuvo en esa onda del teatro exigente, del teatro que tiene un reconocimiento, que existe para decir algo importante”.