A lo largo de este mes, los candidatos a la Alcaldía de A Coruña presentarán sus listas a la elecciones, calentando motores para unos comicios que se adivinan reñidos. La alcaldesa, Inés Rey, no acaba de despegarse de sus competidores en intención de voto así que, si quiere revalidar el cargo, necesitará centrar sus esfuerzos en el que tradicionalmente ha sido el camino socialista a la victoria: el eje compuesto por los barrios de Agra do Orzán, Os Mallos y Sagrada familia.
No solo se trata de las zonas más populosas de la ciudad; son el feudo socialista y sin la aportación de votos del Agra do Orzán (distrito seis) y Os Mallos-Sagrada Familia (distrito cuatro), el partido del puño y la rosa tiene prácticamente imposible mantener la Alcaldía. Estos dos distritos son los que históricamente en los diferentes procesos electorales han aportado un mayor porcentaje de votos al PSOE. En aquellas ocasiones en las que no se logró la victoria en estos distritos, también se perdió la Alcaldía.
Pero, precisamente, la estrategia del PP será lograr la victoria en algunos barrios que habitualmente le son más hostiles. Miguel Lorenzo puede contar, a priori, con el apoyo de sus baluartes tradicionales. Estos son los distritos uno y tres, donde su dominio es muy claro. Pero estas dos zonas no son suficientes para llegar a los 14 concejales, la cifra mágica de la mayoría absoluta. Una constante en la política es que, o gobierna con mayoría absoluta, o no lo hace.
Pero la situación puede cambiar. Un ejemplo de ello es el distrito cinco, que cambió el carácter de su voto con la aparición del barrio de Los Rosales: tradicionalmente socialista, pasó a manos del PP a principios de este siglo. Con todo, necesitaría la victoria en algún otro barrio, algo que en otros procesos electorales sí consigue, y también logró en 2011.
Los hay que no aspiran a la Alcaldía, sino a ser socios o llaves. El BNG sigue teniendo su mayor aportación de votos en Monte Alto (distrito dos). También destaca el distrito nueve, pero este por su poca población no sería suficiente para lograr el crecimiento que le auguran las encuestas. Necesitaría crecer en los distritos, cuatro y seis, feudos socialistas y el de mayor población de la ciudad, el distrito 7, que abarca Elviña, Monelos, O Castrillón, Eirís, etc. La Marea Atlántica disputa al BNG el distrito dos, y varia zonas del distrito nueve. A esta lucha se incorpora Podemos, al negarse la Marea a una lista conjunta.
Respecto a Ciudadanos, es previsible que desaparezca del salón de plenos de María Pita. El PP y el PSOE deberán pelear por sus votantes, aunque los populares están mejor posicionados en esta lucha. En cuanto a Alternativa dos Veciños, el objetivo de la candidatura es sumar votos con Oleiros para lograr puesto en la Diputación. Los casi 3.000 votos que logró Pedro Armas en 2019, que fueron clave para que el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane esté en la Diputación. Todos disputarán cada voto.
Aunque se suele creer que los coruñeses (como casi todos los españoles) pertenecen a un partido político como pertenecen a un equipo de fútbol, esto no es ya cierto como lo era en los años 80 o 90. Más de uno ha cambiado de camiseta. Según se refleja en el estudio ‘Galicia voto a voto’ este fenómeno es más evidente en las secciones y distritos donde la edad media es más baja. Ahora resulta cada vez más difícil fidelizar el voto. El ejemplo claro a nivel local es Novo Mesoiro, el más fluctuante.
En A Coruña, como en muchas otras ciudades, hasta que no surgió un gran liderazgo el voto se mantuvo disperso. En el caso coruñés, hablamos, evidentemente, de Francisco Vázquez, que logró en algún momento la victoria en todos los distritos electorales. La desaparición de esta figura supuso también la oscilación del voto que Vázquez había conseguido aglutinar gracias al voto de centro que es donde se encuentra el peso decisivo, pero eso no quiere decir que A Coruña no sea tradicionalmente socialista.
Esto se debe a que, básicamente, las personas votan por afinidad o como castigo al partido en el poder. En Ferrol, por ejemplo, ningún alcalde ha logrado mantenerse en el poder durante más de un mandato. En el caso herculino, 2011, como en otros lugares, supuso un punto de inflexión: fue el momento de la derrota del PSOE en el Agra do Orzán y Os Mallos en un momento encuadrado por la crisis económica de 2008 y la caída del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Ningún ejemplo tan claro como el del Agra do Orzán, donde el socialismo, que doblaba en votos al PP, sufrió su mayor debacle aquel año, aupando al popular Carlos Negreira al poder. Ya habían sufrido el desgaste que se acentuó con la partida de Vázquez y la candidatura de Javier Losada, que se vio forzado al primer bipartito de la historia coruñesa (y que presumiblemente no será el último). Por su parte, la Marea Atlántica logró en 2015 la Alcaldía con victorias en los barrios típicamente socialistas, e incluso con buenos resultados en secciones del referente del PP, el distrito tres.
El BNG, por su parte, perdió muchos votos por la aparición de la Marea, pero ya en 2019 consiguió recuperarse un concejal y se espera que este crecimiento continúe el 28-M. Estos comportamientos a la hora de acudir a las urnas reflejan cuándo las personas deciden su voto por las fobias y cuándo por las filias.