La plaza de María Pita se convirtió durante unas horas en el patio de juegos más grande de la ciudad, con motivo de la celebración de la cuarta edición del Día de la Educación Física en la Calle. Casi 400 participantes, de los que unos 380 eran estudiantes de cuarto, quinto y sexto de Primaria, se lo pasaron en grande en lo que seguramente fue su jornada escolar más divertida del año.
La organización calificó el evento de éxito, y es que no solamente la referencia fueron las caras de los más pequeños, sino que todo salió tal y como estaba previsto y la cantidad de participantes superó a años anteriores. En total fueron seis los centros que acudieron: Juan Fernández Latorre, Novo Mesoiro, San Pedro de Visma, Curros Enríquez, Salesianos y Víctor López Seoane. Los alumnos del grado de Educación Primaria también quisieron tener una experiencia próxima a lo que en breve será su día a día.
Los primeros participantes comenzaron a llegar la filo de las 10.00 horas, aunque el pitido inicial para las actividades no fue hasta las 10.30 horas. Entonces, algunos viandantes tuvieron ciertos problemas para identificar el deporte en cuestión o sus reglas. Y es que esta vez los protagonisas fueron los deportes alternativos.
Nuevas fórmulas
La pelota gigante es el elemento más identificativo del kin-ball, un juego en el que el objetivo es fomentar el trabajo en equipo y la cooperación. Que la pelota no caiga al suelo es todo lo que tienen que conseguir los equipos participantes.
El rugby tag es exactamente el mismo deporte que resultó antecesor y familiar directo del fútbol, aunque en esta ocasión no hay contacto entre los participantes.
Pero sin duda todo aquel que se haya acercad por un centro de Educación Primaria en los últimos años es consciente de la fiebre y la aceptación casi unánime que despierta el datchball, una reinvención del brilé de toda la vida en la que el objetivo pasa también por seguir eliminando participantes.
La jornada de juegos finalizó pasadas las 12.30 horas y muchos niños pidieron una prórroga o más tiempo de diversión, a pesar de que algunos estaban ya extenuados después de tamaño despliegue de adrenalina.