Dio el primer paso hacia la recuperación de su festividad más tradicional el Castro de Elviña, donde con motivo de San Vicente los vecinos prepararon una sesión vermú. La plaza de Emilio Jaspe Deza acogió a decenas de residentes que durante casi dos horas bailaron, conversaron e hicieron barrio con los acordes de El Corta & Piño. 

La nueva directiva de la asociación vecinal se ha puesto como uno de los grandes objetivos de su labor recuperar lo que en su día fue una de las fechas marcadas a fuego en el calendario. “Mi abuelo ya le cantaba a mi madre: ‘San Vicente é moi feitiño, está feito nun pau de loureiro que nos trouxo a nosa festa o 22 de xaneiro’”, recuerda Beatriz Martínez, la nueva dirigente. 

El día de San Vicente era antiguamente una feria en la que se vendían, entre otras cosas, cestas y herramientas para el campo. Se trataba de una celebración con especial repercusión y muy conocida en toda la ciudad. Dentro de la programación incluía una misa y la procesión del santo. Hoy en día los dos actos religiosos seguían en pie, pero se ha perdido una tradición, la de la feria, objeto de deseo de nuevo por parte de los residentes. “Nuestra intención es recuperar la tradición, este año nos pilló muy justo y somos una directiva nueva que está empezando. Por eso no quisimos olvidarnos de la sesión vermú”, subraya su presidenta.

Pasado

Además de llevar a cabo una intensa actividad de recuperación del pasado, la nueva directiva busca mirar al futuro y poner el Castro de Elviña en el punto de mira. Para ello apuntan a las redes sociales y campañas de comunicación. La vuelta a los viejos festejos ya fue una herramienta que funcionó a la perfección en la Ciudad Vieja, donde los vecinos consiguieron celebrar un Rosario como el que les contaban sus abuelos. Por eso, la celebración de la sesión vermú fue mucho más. Resultó un pistoletazo de salida.