El cine de Hollywood nos ha enseñado que las piezas históricas de valor deberían estar en un museo, pero la realidad tiene pruebas para demostrar lo contrario: que estas también tienen cabida donde menos te lo esperas, en tu barrio. Es el caso, en Os Mallos, de la tienda O Faiado, donde su dueño, Javier Regueiro, todo un cazatesoros a la vieja usanza, lleva casi 14 años recopilando y vendiendo antigüedades y curiosidades que compra en mercaderes de toda Galicia, entre las que destacan objetos históricos relacionados con A Coruña y sus instituciones más icónicas, como el Deportivo o el Banco Pastor.

La tienda, ubicada en el número 19 de la calle Eugenio Carré Aldao, llama la atención de los viandantes que cruzan ya desde su escaparate, que alberga una figura de E.T. Un alienígena, este último, que explica en parte cómo ha nacido O Faiado. “Yo era coleccionista de música y de cine, pero siempre me había gustado el tema: de niño, por ejemplo, ya tenía minerales”, explica Regueiro, que decidió abandonar su anterior trabajo en 2011 para, en octubre de ese mismo año, abrir un establecimiento en el número 11 de Eugenio Carré Aldao. En 2015, viendo que el local se le quedaba pequeño y que tenía éxito, se movió a donde está ahora, en el número 19, bastante más grande.

La especialidad de la casa, según explica, son los Playmobil, pero el cliente puede encontrarse con clásicos de esta clase de establecimientos como vinilos, películas y libros hasta llegar a alhajas más antiguas y valiosas –desde el punto de vista histórico– como cerámica de Sargadelos, monedas y billetes antiguos o algunos de los objetos de la segunda Guerra Mundial. Hace unos meses, narra, vendió un casco de un soldado de la Luftwaffe: “Eso fue lo más curioso que he tenido nunca”, admite.

Muchos de los objetos a la venta los consigue “comprando en ferias o mercadillos de toda Galicia”, si bien la mayoría se los “trae la gente a la propia tienda”. Así, el cazatesoros asegura que el mundo del coleccionismo está viviendo una suerte de auge: “Se nota en los vinilos, que es de lo que más se compra”. Asimismo, asegura que “es un mundillo que interesa porque tenemos artículos y objetos curiosos que de otra forma desaparecerían”. “Es una forma más de conservar el patrimonio”, manifiesta.

Historia de la urbe

En el caso del patrimonio herculino, Regueiro preserva curiosidades para dar y regalar. “Tengo unas fotografías originales de la construcción y del día de la inauguración del Banco Pastor, hace 100 años. En ellas se puede ver a autoridades y asistentes al convite”, explica.

Además, tiene otros artículos como unas perchas de la sastrería B.B.B. (que estuvo situada en la calle san Andrés), cerillas con  publicidad de comercios que ya no existen en la actualidad, como El Pote, entradas del desaparecido cine Riazor o puros y cerillas antiguas del Dépor, entre otras muchas. “Siempre que puedo, intento conseguir artículos antiguos de la ciudad”, sentencia.