En poco más de diez años, y con una quincena de novelas bajo el brazo, César Pérez Gellida ha desarrollado una escritura que muchos ya han catalogado como ‘estilo Gellida’. Su última creación, ‘Bajo tierra seca’ (Destino), le ha valido el Premio Nadal 2024 y con ella viajó ayer a A Coruña para presentarla en sociedad en la Fundación Luis Seoane, junto al periodista Adrián Candal y el gestor cultural Javier Pintor.
En ‘Bajo tierra seca’, Pérez Gellida le da el protagonismo a Antonia Monterroso, un personaje que el autor explica nace de la historia de una mujer real, Belle Gunness, “una inmigrante noruega que llega a Estados Unidos a principio de siglo, a una zona muy rural, de grandes explotaciones agropecuarias; esta mujer traza una línea recta entre el punto miserable en el que se encuentra y donde quiere llegar y ese camino se va tiñendo de sangre, hasta ser una de las mujeres que ocupa los primeros puestos como asesina en serie de la historia”. El relato inspiró a Monterroso, a la cual tendría que situar en entorno similar, motivo por el que eligió la Extremadura de 1917, “que también es un periodo muy parecido al de la historia real”.
Detrás de la novela hay mucho trabajo de documentación y de campo. “Lo que pasa, es que esa fase de documentación tienes que equilibrarla mucho, porque corres el riesgo de querer hacer alarde de todo lo que sabes de esa época”, pero ‘Bajo tierra seca’ “es un thriller en el que el suspense es el elemento y el ingrediente principal”. El autor busca sostener el suspense de principio a fin y, “si tú haces alarde de documentación, lo que estás haciendo es lastrar el desarrollo de acontecimientos, hacer que el ritmo se entorpezca, hacer la trama más densa... tienes que dosificar muy bien”, para lograr dos cosas: “que el lector pueda hacer esa inmersión en la Extremadura de 1917 y que no entorpezca el desarrollo de los acontecimientos”, aclara el escritor.
La obra le valió el Nadal, lo que, además de “un honor y un orgullo”, le ha servido para entrar en un listado exclusivo junto a nombres que el mismo enumera con orgullo, como Miguel Delibes, Ana María Matute, Francisco Umbral o Lorenzo Silva. “También es una responsabilidad”, asegura el autor, que espera que sean los lectores quienes “juzguen el trabajo”.
Pero los halagos no vienen de ahora. Ya con ‘Memento mori’, personalidades como John Carlin lo nombraron como el Stieg Larsson español. “Es un orgullo”, asegura, “yo creo que es el padre de la novela negra moderna, o por lo menos de sus inicios”, afirma.
En concreto, han sido catorce novelas en poco más de una década. Para mantener el ritmo, Pérez Gellida asegura que uno tiene que “trabajar con mucha intensidad, mucha concentración, y tener claro cual es tu focus, tus personajes... llevarlos dentro”.
Pero, el cambio de profesión hace una década, y los hábitos que conlleva el ser escritor profesional, “no me resultó difícil, porque era lo que realmente quería hacer, no desde el punto de vista vocacional, pero en el momento en el que me dediqué profesionalmente a ello, cuando ya tenía 37 años, no quería hacer otra cosa.