Entre la creciente oferta culinaria de una ciudad, con 21 países representados, la palma del cosmpolitismo y la fusión de la lleva Lembranzas, una parrillada tradicional gallega a la que de un tiempo a esta parte le sale un cada vez más marcado acento mexicano. Situado entre en el número 16 de la avenida de Os Mallos en el que los ecos de lo tradicional, las vivencias y sueños de su dueña y la mezcla de sabores dan un cóctel sin parangón en toda A Coruña.
Entender Lembranzas requiere primero comprender la historia y el por qué de Paulina Tapia, una ecuatoriana de la ciudad de Ambato y que, tras varios años en Londres y Ávila encontró el amor en un gallego. Aunque en realidad el amor lo había encontrado mucho antes, según ella incluso en otra vida. “Nací en Ecuador y siempre digo que soy mexicana. Llevo 23 años en este país y me siento mexicana”, afirma. “Desde muy pequeñita amé México desde la fascinación, tengo la impresión de que en una vida pasada yo viví allá”, añade la hostelera, que recientemente visitó ella sola su rincón favorito del país azteca: Guadalajara. “Tuve experiencias muy personales: en cada familia me preparaban una comida y visité seis estados, así que todo eso me lo he traído a Lembranzas”, anuncia.
La dueña de Lembranzas sigue hablando de su local en clave de parrillada gallega de toda la vida. Y es que, además de ese viaje en otra vida al país de su corazón también el nombre hace un guiño a los que fueron sus propietarios hasta hace casi una década. “Los jefes del antiguo Costela murieron, pero nosotros seguimos siendo un local de comida gallega, una parrillada tradicional”, explica.
La fusión comienza en una parte de la carta en la que los cortes gallegos y el plato mexicano por excelencia se dan la mano en una formación que suena contundente. “De cada corte de carne gallega sacamos un taco para esa parte de la carta: tenemos taco de picaña o de costilla, además de taco de pulpo o volcán de churrasco de cerdo”, dice.
La llegada del chef mexicano Erwin Milton ha abierto otro frente de negocio para la gerencia de Lembranzas, el Kujol de Catrina (corazón de Catrina en maya), un restaurante cien por cien virtual y de momento sólo disponible en las plataformas de reparto a domicilio. “La idea es que acabe por ser un restaurante físico”, reconocen los socios. Especialmente activo a través de las redes sociales, el chef también se encarga de explicar el proceso de elaboración de cada una de las preparaciones de su país.
Y es que, después de ofrecer el churrasco más ‘chingón’ de la ciudad Paulina apela a su frase favorita para su futuro como empresaria: “Ponte chingona, que pendeja no me sirves”. También destaca un espacio muy instagrameable en el que se recuerda una de las frases más célebres de la pintora Frida Kahlo sobre sus problemas de movilidad y el sufrimiento que éstos le acarreaban: “Pies, para qué los quiero si tengo alas para volar”.