El viernes pasado fue un día especialmente agitado en A Coruña: los ganaderos y agricultores marcharon por Alfonso Molina, los vecinos de las Casas de Franco cortaron la ronda de Outeiro y los padres de los estudiantes del CEIP María Barbeito se concentraron para exigir más profesores de apoyo. Esto demuestra que el público protesta, aunque a veces parezca que no sirve de nada. La Subdelegación del Gobierno cifra en 1.532 las concentraciones y manifestaciones celebradas el año pasado en la provincia. El 20% habría tenido lugar en A Coruña. Es decir, unas 350, lo que significa casi una al día. 
 

Esta cifra se extrae comparando los datos aportados por la Subdelegación del Gobierno con los que figura en la Memoria de la Policía Local. A lo largo de los últimos años, la proporción se ha mantenido estable en torno al 20%. Incluso en 2020, en lo peor del estallido de la pandemia, las autoridades siguieron registrando 1.284 protestas, de las que 269 se celebraron en A Coruña.

Sin embargo, esta regla no siempre se cumple: 2022 vivió un aumento de la agitación social en la que las manifestaciones y concentraciones crecieron un 210%, pasando de 1.783 (2021) a 3.761. Al mismo tiempo, en A Coruña caían las protestas un 24%, de 373 a 286, el 7,% del total provincial. 
 

Normalmente, la conflictividad social se incrementa en época de elecciones, donde los distintos colectivos se echan a la calle armados con pancartas para tratar de ejercer presión. Sin embargo, precisamente en 2023, el año en el que se convocó a las urnas a los españoles para las municipales y nacionales, se redujeron las protestas.
 

Existen algunas razones que explican por qué crecieron tanto las protestas en 2022. Por ejemplo, el conflicto de la planta de aluminio de Alcoa, donde se llegaron a celebrar actos casi directamente. “Fue bestial”, comentan desde los servicios de emergencia. Pero también se celebraron a favor de la sanidad pública o por el sector del camión. E incluso contra la inflación, que en abril de ese año ya estaba desbocada. 
 

Otra protesta propia de ese año fue la de la guerra en Ucrania. Miles de coruñeses se echaron a la calle, sin que esto detuviera el conflicto. A esto hay que añadir citas fijas en el calendario, como el 8-M o el Día del Trabajador. Suelen ser las más multitudinarias, con cientos de personas marchando por Linares Rivas. 

En descenso desde 2013 

En todo caso, aunque en un día puedan coincidir varias protestas que hacen pensar que A Coruña vive permanentemente en pie de guerra, pancarta en mano, el número de actos reivindicativos  ha caído en los últimos años. En lo peor de la crisis económica, miles de personas se echaron a la calle en defensa de sus trabajos, o para impedir desahucios. 
 

En 2013 se había registrado en A Coruña, por la Subdelegación del Gobierno, la cifra récord de 683. Eran los días en los que parecía que la sociedad civil estaba viviendo una verdadera revolución. El PP había ganado con mayoría absoluta las elecciones de 2011 y había profundizado en los recortes económicos que había iniciado el Gobierno de Zapatero, tras los fallidos planes E, y los nuevos partidos políticos, como Podemos, estaban en boga. 
 

Pero no duró mucho: el número de protestas cayó más de un 55% en solo dos años. En 2014 habían sido 535 actos reivindicativos y en 2015, tuvieron lugar en A Coruña 379 manifestaciones, según la subdelegación de Gobierno. Es una cifra que no se ha superado hasta ahora.