En una sociedad donde todo está hecho para dos, parece que uno no puede ser feliz si no está en una relación. Pero en la intimidad de muchos hogares, se esconden parejas rotas, donde el amor, la comunicación y la confianza brillan por su ausencia. La psicóloga Margarita Queijas Rodriguez, cuyo gabinete Marinamelia se encuentra en el corazón de Juan Florez, reflexiona sobre los pilares que sustentan las relaciones sanas.
¿Cuáles son las claves para construir una relación sana?
A menudo, especialmente en la juventud, empezamos una relación cuando sentimos atracción por alguien o alguien siente atracción por nosotros, pero pocas veces nos paramos a reflexionar sobre lo que realmente buscamos o necesitamos. No nos detenemos a comprender nuestros valores o intereses. Esto sería, sin duda, el mejor punto de partida para comenzar una relación de pareja sólida y saludable.
Dicen que una buena comunicación es muy importante.
Por supuesto. La comunicación, el respeto, la empatía, ser equipo, saber afrontar conflictos, pasar tiempo juntos, ser flexibles, conseguir ser uno mismo… Estos puntos, evidentemente, hay que cuidarlos y tratarlos con esmero. La comunicación va más allá de simplemente hablar o compartir todo lo que pensamos. Implica escuchar de manera activa, prestar atención, hacer preguntas y demostrar interés genuino. Es importante evitar menospreciar al otro. Y es útil establecer momentos específicos para abrirnos emocionalmente.
El amor no todo lo puede.
Efectivamente. Hay que marcar unos límites claros. No pretender cambiar al otro, pero sí que es cierto que hay cosas que no tenemos que tolerar. El respeto debe ser mutuo.
¿Los celos pueden ser sanos?
Es una pregunta delicada. Una cosa es ver que a tu pareja la pueden admirar o puede gustar a otro. Si a eso se le pueden llamar celos, no es dañino. Pero generar control a través de los celos y hacer que la otra persona se sienta culpable ya es tóxico.
El concepto del amor romántico de las películas, ¿existe?
En la cultura en la que vivimos del ‘happy happy’ parece que si estamos en pareja tenemos que estar con la sonrisa puesta todo el rato y no puede haber conflictos. Pero las parejas más sólidas son en las que hay discusiones, pero son capaces de afrontarlas. Volvemos a la comunicación, hay que buscar soluciones saludables sin intentar buscar la razón. Y, a veces, dejar enfriar el conflicto.
Eso de que para querer bien hay que quererse primero a uno mismo, ¿es cierto?
Sí y no. Quererse a uno mismo es importante, pero uno se puede querer y no ser capaz de querer a los demás. Es más bien ser uno mismo y no intentar fingir, pero al mismo tiempo tienes que ser flexible. Aprender a cambiar alguna cosa. Por ejemplo, si tengo la costumbre de ir a ver la tele después de comer, igual ahora que estoy en pareja me puedo quedar tomando el café compartiendo una charla.
¿Hay que saber ceder?
Más que ceder es hacer intercambios. Algo parecido a negociaciones. Si a mi no me gusta nada ir al teatro, no tengo que ceder y estar allí dos horas amargadísimo. Igual una vez, pero ¿cómo estaría esa persona si hace esa cesión? Yo creo que sería malo para esa persona y malo para la relación.
Mucha gente asocia no tener pareja a estar solo y vacío.
Hay mucho ese estereotipo y presión cultural de que todo el mundo que esté solo, sobre todo en mujeres, es un amargado. La sociedad presiona para que estar feliz sea estar en pareja. Y no es cierto. Hay muchísima gente que vive sola, pero no está sola, y hay personas que están en pareja y viven horrible. Igual no se hablan en todo el día. Pero como, en la galería, salen juntos del portal, parece que no están solos.
¿Es recomendable celebrar San Valentín?
Lo importante es cuidar la relación todos los días del año. ¿Se quiere dedicar un día a hacer algo especial y diferente? Pues estupendo. Igual que celebramos los cumpleaños. Pero lo importante es lo que se hace a lo largo de todo el año. Pasar tiempo de calidad juntos, intentar ser flexibles, tener empatía, entender los sentimientos de la otra persona, que los dos sientan que son equipo y que pueden afrontar los desafíos de la pareja y apoyarse en los individuales. Si todo esto va bien, adelante. Lo que hay que hacer es disfrutar esa experiencia de estar en pareja. Pero que si la mayor parte de las veces no son momentos buenos, lo que hay que hacer es irse.