Las lluvias de los temporales han propiciado desperfectos que también han afectado al colegio Curros Enríquez. Las precipitaciones del viernes pasado atascaron los canalones del tejado y, sin nada que las retuviese, las aguas que siguieron se filtraron hasta el gimnasio. El suelo quedó abombado, lo que obligó a cerrar esta área del recinto.

“Estamos al lado de un parque y en otoño caen las hojas. Hay que prevenir”, dijo el director del centro, Antonio Leonardo que añadió:  “Evidentemente nos adaptamos, pero tienen que arreglarlo sí o sí”. Ya se han iniciado las reparaciones a cargo del Ayuntamiento, aunque aún queda subsanar la deformación del suelo para poder reabrir el gimnasio.

Los desperfectos ocurrieron en un momento en el que el colegio ya lidiaba con una obra de largo recorrido. La reforma de las fachadas interior y exterior y el cambio de la cubierta es un proyecto iniciado en noviembre del año pasado que se detuvo en enero y se retomó en abril. 

Aunque el desarrollo tenía previsto su final para el 31 de agosto, las obras se prolongan. ”Ahora está cogiendo un principio de otoño bastante lluvioso y está demorándose un poco”, explicó Leonardo. Sin embargo, la demora no ha afectado al desarrollo de las clases. “Por suerte tenemos un centro muy grande con muchos espacios. Podemos jugar con ellos en cuestión de quien esté trabajando”.

Sin poder asegurarlo, el director supone que los trabajos acabarán este trimestre y confía que supondrán una gran mejora para la infraestructura para de este colegio.