Después de dos meses de huelga de letrados judiciales en la que todos los procedimientos han estado paralizados, la lenta maquinaria de la Justicia se ha vuelto a poner en marcha, incluidos los desalojos. Este fin de semana se vivió el primero, en el que los secretarios judiciales, acompañados de la Policía Nacional, acudieron al número 29 de la avenida de Peruleiro, poniendo fin así a años de continuas molestias para los vecinos, que denunciaban robos, peleas y escándalos de sus ocupantes.
Para muchos, ha sido un proceso más largo de lo que sería deseable. En la zona existen varias casas bajas en estado de abandono de las que se habían apropiado individuos con diversos perfiles, pero siempre en exclusión social, que había generado un clima de inseguridad a la zona. Durante años, la situación había degenerado en una serie de incidentes, la mayoría de carácter leve, sin que se pusiera coto a la situación hasta que comenzó una campaña de desalojos hace más de un año, cuando los propietarios se reunieron bajo una única representación legal que contó con el apoyo municipal.
El 24 noviembre de 2021 tuvo lugar el primer desalojo, en el 21-23 de Peruleiro. En febrero del año pasado tuvo lugar otra expulsión y en marzo se tapió la última casa okupada en Camino do Pinar, pequeña calle situada justo encima de la avenida de Peruleiro. En realidad, era la parte trasera del número 21-23 de Peruleiro. De forma ingeniosa, los okupas, habían compartimentado la casa, creando otra vivienda, por lo que fue necesario retomar los trámites legales para expulsarlos.
Eso dejaba el número 29 que, paradójicamente, fue una de las primeras casas en ser okupada, a principios de 2019. Sus residentes eran jóvenes de nacionalidad marroquí o argelina, que se hayan en el país en situación irregular (como ocurría en otras casas de la zona), lo que dificulta mucho sus posibilidades de encontrar empleo o alojamiento. Aunque pueden subsistir gracias a las ayudas sociales o a las entidades benéficas como la Cocina Económica o Padre Rubinos, normalmente no tienen una salida vital.
Pero lo que le preocupaba a los vecinos eran las continuas molestias que generaban, y que obligaban a la Policía a acudir al lugar. Ahora, con el cierre de esta casa, Peruleiro será la segunda zona, después de A Falperra, en verse libre de este tipo de okupación. Hay que recordar que este último barrio sufrió una ola de robos durante 2020 y que concluyó en agosto del año pasado, tras la expulsión de los últimos okupas del número 20 de la calle de Doctor Fleming. Estos últimos no eran conflictivos, a diferencia de los del número 19, que fueron expulsados en octubre de 2020. En todo caso, como señalan las entidades sociales, estos jóvenes siguen en la calle, así que la expulsión solo les obliga a buscar otro edificio para instalarse allí, sin ninguna solución a largo plazo.