No hubo un golpe preciso que provocase el fallecimiento de Samuel Luiz, sino un cúmulo de muchos que le provocaron la muerte cerebral. El ataque al joven de 24 años comenzó alrededor de las tres de la madrugada en el Paseo Marítimo y, en cuestión de poco más de dos horas, nada se pudo hacer por mantenerlo con vida. Ni siquiera fueron suficientes los noventa minutos de maniobras de reanimación que se le practicaron en el Hospital de A Coruña. Su corazón se paró al menos en seis ocasiones y el terrible desenlace se debió a los “golpes múltiples en el contexto de una agresión” que recibió. Así lo detallaron este martes en una nueva jornada del juicio los dos médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) encargados de la autopsia.
La de este martes fue probablemente la sesión más dura de lo que va de proceso para el Tribunal del Jurado. Sus nueve miembros tuvieron que ver imágenes y escuchar las conclusiones del examen forense. Dos de los acusados, Kaio Amaral y Alejandro Freire ‘Yumba’, no levantaron la cabeza en ningún momento durante la explicación de los profesionales médicos.
El 3 de julio de 2021 Samuel quedó inconsciente en el suelo de la avenida de Buenos Aires; una persona comenzó las maniobras de reanimación, que luego continuaron, primero en una ambulancia con soporte vital básico (sin médico) y después en otra con soporte vital avanzado. En ese tiempo, “Samuel entró en parada en varias ocasiones”, si bien no se puede precisar una cifra concreta. En la ambulancia, mientras lo trasladaban al hospital, su corazón se paró otras tres veces. A las 04.16 horas llega al hospital, donde vuelve a entrar en parada. Es entonces cuando le hicieron maniobras de reanimación durante noventa minutos, pero nada se pudo hacer por salvar su vida. Los médicos forenses enumeraron numerosas lesiones por todo el cuerpo, tanto externas como internas.
Las lesiones de la cabeza generaron una “presión craneal” que evitó la circulación sanguínea, produciendo la muerte cerebral. “Entró en parada” en muchas ocasiones, “lo desfibrilaron muchísimas veces” y le pusieron “numerosas medicinas”, pero fue imposible salvar su vida. “No hemos sido capaces de encontrar ningún foco contusivo ni ningún foco hemorrágico concreto que pueda explicarlo”, detallaron los médicos forenses, por lo que no es posible vincular el fallecimiento con un único golpe más fuerte, sino que fue el conjunto de todos los que recibió los que lo provocaron.
Respecto a una lesión en el cuello que tenía la víctima, los profesionales del Imelga indicaron que era compatible con “un mataleón no perfectamente ejecutado”. Varios testigos señalaron que Yumba le hizo esta técnica a Samuel durante el brutal ataque. Además, los expertos no localizaron ninguna herida defensiva en uñas o nudillos, lo que indica que, durante la agresión, Samuel “no parece que se haya defendido”.
A preguntas de la fiscal, Olga Serrano, los forenses confirmaron que los golpes recibidos son compatibles “con puñetazos o patadas”. La víctima no tenía ningún hueso roto, pero esto, señalaron, no significa que los golpes no fuesen intensos. Samuel tenía, entre otras lesiones, los ojos oscurecidos, el interior de la boca afectado y erosiones en diferentes puntos del rostro, los hombros, codos, rodilla y cabeza, además de manchas de sangre en el pantalón. No se localizaron cortes provocados por armas blancas. De utilizarse algún objeto, dijeron los expertos, no dejaron huellas.
Por la sala también pasaron dos agentes de Policía Nacional. El primero participó en detenciones y analizó el teléfono móvil de Alejandro Míguez, en el que se encuentra poca información: “Hubo un cambio de teléfono y no era el que portaba el día de los hechos”. El segundo agente también llevó a cabo varias detenciones y se encargó del volcado del móvil de Alejandro Freire. En este se halla una conversación de un grupo de WhatsApp en la que participaban Katy Silva, Diego Montaña, Alejandro Freire y uno de los menores condenados. En esta, Yumba insta a todos a reunirse en el parque de San Diego horas después de la agresión mortal a Luiz.
Además, esa misma noche se produjeron varias llamadas entre la mayoría de los acusados. “Eran numerosas”, indicó un agente. Katy Silva no realiza ninguna llamada en la madrugada del 3 de julio de 2021, aunque sí las recibe; Diego Montaña hizo trece llamadas y recibió seis; mientras que Alejandro Míguez recibió catorce e hizo dos. Este acusado también recibió un mensaje de Kaio Amaral en el que le preguntaba dónde se iban a encontrar, al que no contestó.
Los procesados realizaron varias búsquedas en periódicos aquella misma noche y se exculparon en conversaciones con amigos y conocidos. Además, uno de los agentes que declararon este martes comentó que Amaral relató, de forma espontánea durante su declaración, que había recogido el teléfono móvil de la víctima, un hecho por el que la Fiscalía pide que sea condenado por un delito de robo con violencia.
Los cinco acusados se enfrentan a penas de entre 22 y 27 años.
El Ministerio Público solicita que todos sean juzgados por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. Para Silva y Montaña consta, además, una agravante de discriminación por condición sexual, por lo que solicita 25 años de prisión. Para Freire y Míguez, 22 años. En el caso de Amaral, la petición de la Fiscalía asciende hasta los 27 años. Mañana, miércoles, continuará el juicio con la declaración de dos médicos forenses y dos peritos de parte que realizaron informes sobre secuelas psicológicas y un perito propuesto por la defensa de Alejandro Freire.