El siglo XIX fue muy convulso en España, recién salida de la Guerra de la Independencia. Sin la presencia de los Borbones, el país había evolucionado hacia una monarquía parlamentaria y había promulgado su primera Constitución, en 1812. Pero el regreso de Fernando VII, que rechazaba los cambios, podía implicar la vuelta también de la monarquía absoluta. La Coruña apoya el pronunciamiento militar de Quiroga y Riego con todas consecuencias el 20 de febrero de 1820, al tiempo que la burguesía de la ciudad se haya inmersa en aquel movimiento, por ser también su propia acción de lograr un régimen constitucional, viviendo entonces España un “Trienio Liberal” que abarca de 1820 a 1823, y finaliza con la llegada de un ejército invasor francés, al cual se le bautiza “Los Cien Mil Hijos de San Luis” al frente del cual se pone el Duque de Angulema.
La Coruña acabará rindiéndose a las tropas del general Bourke, después de una batalla librada en el lugar del río de Monelos, seguido de un angustioso asedio. Existe un cuadro de 203x267cms, de Hipólito Leconte en 1828, cuyo título dice “Prises des retrachements de Sainte Marguerit, de vant La Corogne 15 Julliet 1823”. (“Conquista de las trincheras de Santa Margarita delante de La Coruña”) Que viene a ser el día de la batalla, donde los realistas franceses derrotan a las fuerzas liberales a costa de un gran sacrificio.
Dicho cuadro se haya en el Museo Nacional del Palacio de Versalles. En un primer plano los franceses del ejército de invasión que atacan la Coruña liberal para restablecer la monarquía absoluta de Fernando VII, despliegan sus fuerzas, al fondo de dicho cuadro se ven los Molinos de Santa Margarita y a la derecha en la lejanía se aprecia el perfil urbano de la ciudad presidida por la Torre de Hércules. Antes de rendir la plaza, son arrojados al mar los detenidos realistas en el penal de San Antón, en cuyo acto tendría algo que ver García Pumariño, muriendo todos ellos en las aguas de la bahía coruñesa, el fatídico 27 de julio de 1823. La causa estaba perdida, en este caso, también el honor, ante semejante barbarie cometida por el mando liberal.
Las partidas guerrilleras formadas por los simpatizantes de los realistas favorecen el avance del ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis, que penetran en Galicia a comienzos de julio de 1823, siendo entonces cuando el gobernador de la plaza de La Coruña, Pedro Méndez Vigo, al que se le acusa de aquella imprudencia de permitir arrojar al mar a los 51 presos que estaban bajo custodia en el fuerte de San Antón. Aquel ejército invasor se componía de dos cuerpos. Uno, de los Pirineos Occidentales, con 78.963 hombres y 17.033 caballos y otro de los Pirineos Orientales, de 21.099 hombres y 4.376 caballos.
El general francés Bourke, en su campaña militar hacia Galicia, hará su entrada triunfal en San Sebastián, luego se dirige a Bilbao, Santoña, Santander, gira hacia Burgos y de allí pasa a León, sube a Oviedo, luego penetra en Galicia, pone cerco en La Coruña y acaba su periplo en Vigo.
Los franceses que penetran en España, no lo hacen solos, estarán apoyados por las partidas que se fueron formando a lo largo de todo el territorio Nacional en apoyo de la corriente absolutista, cuando este ejército llega a Galicia, las partidas formadas en esta tierra se unirán de modo masivo a los invasores y harán caer al régimen liberal como un castillo de naipes.
Todo este proceso da inicio cuando las potencias que forman la Santa Alianza, hacen en agosto de 1822 sus preparativos para invadir España y destituir por la fuerza al Régimen liberal, dando lugar a la cruenta guerra civil de 1823, para instaurar el absolutismo monárquico de Fernando VII.
A mediados de agosto de 1823, los realistas son dueños de Lugo, Ferrol y Santiago, estando La Coruña sitiada tanto por mar como por tierra, mientras que el general Morillo se había pasado con sus hombres al bando de los absolutistas, desertando como constitucional, quien tenía bajo su mando el ejército de Galicia.
Para cumplir la sumisión de Galicia al régimen fernandino, la capitulación de La Coruña, como última plaza que resistía ante el invasor, llegando los franceses al puente del Burgo, la noche del 15 de julio, donde se ven obligados a detener la marcha al haber sido volado, era la segunda vez, la anterior fue en la campaña napoleónica de 1809, para preparar las defensas de la ciudad coruñesa y oponer resistencia al enemigo realista, dicho puente está disponible al mediodía de dicho día, pasando estos, los Altos de Eiris e inician la bajada de Monelos hacía el puente, donde se ven los franceses sorprendidos por la resistencia liberal, compuesta de 200 miembros de la Milicia Nacional. Retirándose estos, a posiciones mejor defendidas en los Ranchos de Vera y Altos de Santa Lucía, para acabar refugiándose en los Altos de Santa Margarita.
Estas posiciones serán tomadas a la bayoneta por los franceses, retirándose los defensores sobre las seis de la tarde, a la plaza fortificada de La Coruña, donde se hacen fuertes. El asedio se hace largo, desde el 16 de julio y finaliza en 13 de agosto, capitulando la plaza el día 17, por los generales Novella y Bourke.
Según palabras de Juana de Vega, como testigo presencial del cerco, “A la una de la tarde del 15 de julio, oyó el primer fuego enemigo, cerca de la plaza y una hora después, vio pasar en una camilla herido, al general inglés Robert Wilson, después a uno de sus ayudantes”. Entrando Morillo finalmente en la capital de Galicia, seguido de las fuerzas francesas de Bourke, el 21 de agosto, reuniéndose ambas fuerzas en la plaza de Palacio. El periodo liberal en Galicia había concluido, los realistas habían ganado la guerra y el absolutismo renacía con más brío y energía.
Los franceses acabarían estando de guarnición en La Coruña hasta 1825 como garantía de la paz realista, ante una posible intentona liberal, que nunca llegó a producirse.