Coruña Insólita | Jack el Destripador y su paso por A Coruña y Sada

Barcelona, Murcia, Almería, Huelva, Valencia, Málaga, Alcoy y Madrid, además de varios puntos de Galicia, figuran en el mapa de avistamientos del famoso criminal
Coruña Insólita | Jack el Destripador y su paso por A Coruña y Sada
Fotografía de la calle de Santa Catalina, datada en el año 1883 / Archivo El Ideal Gallego

Si hay un asesino en serie que produzca fascinación es aquel que cometió sus crímenes cuando ni siquiera se había acuñado el término, inventado por Robert K. Ressler, perfilador del FBI, para definir a aquellos homicidas con más de tres víctimas con un período de ‘enfriamiento’ entre cada una. Jack the Ripper, Jack el Destripador como le rebautizaron los periódicos españoles, acabó con la vida de cinco mujeres –a día de hoy no está tan claro que todas ellas fueran prostitutas– en Londres entre agosto y noviembre de 1888.  


Quién era, por qué mataba y cuáles fueron los motivos que le llevaron a dejar de hacerlo, a pesar de los cientos de teorías, siguen inmersos en una niebla más densa que la londinense. Lo cierto es que, tras los asesinatos, todo el mundo creía haberse topado con Jack y los avistamientos no se limitaban solo al Reino Unido, sino que también saltaron al continente europeo. 


El sanguinario criminal fue visto –o, al menos, eso contaban los testigos– en Barcelona, Murcia, Almería, Huelva, Valencia, Málaga, Alcoy y Madrid, además de darse un garbeo por Galicia, con supuestos encuentros en Ferrol, Ourense y A Coruña, tal y como recopila el número dos de Agente Provocador en su libro ‘Jack el Destripador en España’.


Miedo entre las cigarreras 

En enero de 1889, apenas dos meses después del último crimen, empiezan a publicarse en los periódicos españoles denuncias de avistamientos del homicida. En A Coruña se corrió el rumor de que, tras huir de Londres, se escondía en la ciudad. “El pánico es grande, especialmente entre cigarreras, costureras y domésticas, que apenas se atreven a salir de casa, atrancan de noche puertas y ventanas, y si salen van de prisa y azoradas, creyendo ver en cada esquina a un ‘destripador’”, según recoge la citada publicación. 
Era la época del sacamantecas y no hacía tanto de la muerte de Manuel Blanco Romasanta, aunque su colega británico tenía mucho más tirón mediático. 


‘El Correo’, en una publicación del 20 de enero de 1889, aseguraba que, según las fuentes, llevaba tres o cuatro días de estancia en la ciudad e incluso se hacía eco de un rumor de que el asesino había mandado un anónimo al gobernador civil “anunciándole que iba en breve a abrir en canal a una guapa moza, lo cual ha tranquilizado algún tanto a las feas”.


En medio del pánico, se produjo la supuesta desaparición de tres niñas, afirmaban los periódicos, que muchos atribuían al famoso criminal, aunque los periodistas americanos insistían, al mismo tiempo, en que había sido detenido en Estados Unidos. 


También había graciosos que, según contaba el diario ‘El Isleño’, aprovechaban el momento para entretenimientos macabros, como hizo un hombre que saltó embozado ante dos cigarreras, con la carabina asomando bajo la capa, para gritarles: ¡Alto, que soy el destripador!”. La broma no pasó a mayores porque ninguna de las coruñesas tenía el corazón delicado, aunque el susto fue morrocotudo. 


En Sada, cuenta el Agente Provocador, estaban convencidos de que había un fantasma por la zona que ejercía de Jack el Destripador. La mala suerte hizo que confundieran a un demente que vagaba por el monte con el sacamantecas y, tras tratar de echarlo del pueblo, como se resistió, acabaron dándole muerte.

 

Ferrol y Ourense

Tras el pánico en A Coruña, el rumor se extendió por la provincia: “Ya hay quien asegura que el tal ya pasó la Marola y actualmente vive y bebe en Ferrol”,  contaba ‘La Correspondencia de España’.  Y llegó hasta Ourense, en donde buscaban a “un ser sobrenatural o a un intrigante extranjero”. 


El presunto tour español de Jack el Destripador continuó por Madrid, Barcelona, Huelva, Málaga –donde llegaron a detener a un inglés, Mister Tonishom, acusado de ser el criminal–, Almería, Valencia, Alcoy y Murcia. En todas esas ciudades afirmaban haberle visto. 

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