Coruña Insólita | El meridiano de A Coruña, una línea torcida para ubicarnos en el mundo

Coruña Insólita | El meridiano de A Coruña, una línea torcida para ubicarnos en el mundo
La banda metálica de María Pita determina la posición de A Coruña respecto a Greenwich | Quintana

Quienes pasan a menudo por la plaza de María Pita puede que no se hayan fijado en una serie de elementos que marcan lo que se ha dado en llamar el Meridiano de A Coruña. Son dos mojones de piedra, situados uno a la altura del portal número 13, junto a la terraza de Cambalache, y otro justo enfrente, delante del ayuntamiento y justo al lado de una de las farolas. Ambos están unidos por una línea metálica que se colocó hace ya veinte años.


En realidad, los meridianos son líneas imaginarias que van desde un polo hasta el otro, por lo tanto, perpendiculares al Ecuador. “Tú los meridianos podrías ponerlos donde quisieras, en realidad”, explica Óscar Blanco, astrónomo del Grupo ÍO. “El que pasa por María Pita es ese, lo que no significa que no podrían pasar más por la ciudad. Se toma la plaza de María Pita como una referencia de la ciudad, pero bien podría ser la Torre o el Obelisco”, asegura Blanco. 

 

Banda Maru00eda Pita 3


Un meridiano siempre tiene una referencia norte-sur pero, en este caso, no está exactamente situada donde debería. “Si vamos a María Pita y vemos esa placa metálica, la orientación no está exactamente en el eje norte-sur, no es exactamente preciso”, comenta Óscar Blanco. 


Una banda metálica 
Desde el año 2004, una banda metálica señala el punto por donde pasa el conocido como Meridiano de A Coruña. Encima, a lo largo del recorrido que hace desde un mojón a otro, puede leerse varias veces la siguiente leyenda: ‘Meridiano de La Coruña 8º 23’ 29’’’. La barra se instaló durante el gobierno de Francisco Vázquez para realzar esta línea imaginaria que marcaban los hitos de piedra aunque muchos coruñeses ni siquiera reparaban en los pedruscos o sabían por qué estaban ahí.


El problema es que se ha aprovechado el propio enlosado de la plaza para encajarlo, de forma que estéticamente queda perfecto pero no marca exactamente la línea que debería marcar. “Es más un símbolo que algo muy preciso; si lo ves en Google Maps y orientas el mapa hacia el norte, te das cuenta de que hay una desviación de unos pocos grados, no está en la línea exacta”, explica el astrónomo.  

 

En el año 1891 se colocaron dos piedras que, unidas de un extremo a otro, dibujan esta referencia


Meridianos hay muchos  pero de los famosos hay sobre todo uno, el de Greenwich, que es el que se toma de referencia para establecer, por ejemplo, el tiempo, y saber, por ejemplo, a qué hora es un partido de fútbol que se juega en la otra punta del mundo. La medida suele ser GMT (Greenwich Meridian Time) y en España tenemos una hora más en invierno y dos en verano. 


“El de Greenwich es el meridiano cero –explica Blanco–; se ha tomado ese como podía ser otro, como el que pasa por Londres, pero el meridiano cero español era hace varios siglos el de la isla del Hierro”. 
Nosotros estamos al oeste de ese meridiano, con esos ocho grados 23 minutos y 29 segundos al oeste de la referencia. Es cierto que la línea marcada en María Pita está ligeramente torcida aunque, el hecho de que esté un poco desviado del eje norte-sur “no implica nada”.  


El meridiano cero 
En realidad, en el momento actual, la marca en la plaza de María Pita no deja de ser un tema puramente estético. Hoy en día, con un móvil, cualquiera puede encontrar el punto del planeta en el que se encuentra en apenas unos segundos. Pero hace siglos se utilizaban para la navegación y para establecer cuáles eran los horarios de cada zona. 


Entre los más importantes de la historia, estaba el meridiano de Tolomeo, que pasaba muy cerca de las islas Canarias; el conocido como meridiano de los Árabes, que atravesaba Gibraltar; el meridiano de Toledo, que se estableció en el siglo XI, y el de Mercator, que cruzaba las islas Azores. Otra de esas líneas imaginarias que resultaron importantes en el pasado es la que se conocía como el meridiano de Alejandro VI, que sirvió para establecer los límites de las posesiones de España y Portugal en tierras americanas.


El de la isla del Hierro tuvo una gran importancia en el siglo XIX, puesto que lo adoptaron como referencia muchos países, entre otros España, en 1834. 


El problema es que cada lugar tenía su meridiano, y por lo tanto su horario, y había bastante desbarajuste. Por ejemplo, A Coruña se guiaba por el suyo, y por lo tanto su hora, mientras que en Madrid tenían otro diferente, de forma que los horarios de apertura de los negocios o las salidas y llegadas de los transportes variaban según por dónde se miraran. 


Para tratar de ponerle remedio, en 1884 se organizó una conferencia internacional en Washington para acordar cuál era el meridiano de referencia. La pelea quedó reducida, finalmente, a los cuatro principales observatorios del mundo: París, Berlín, Washington y Greenwich, como únicos lugares capaces de hacer la medición correctamente. 


La decisión fue que el meridiano cero sería el de Greenwich. La cosa tardaría algunos años en asentarse pero finalmente todo el mundo lo aceptó como referente aunque, a ocho grados, 23 minutos y 29 segundos, en A Coruña tenemos el nuestro. 

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