Este verano está resultando particularmente tórrido y seco y, como ocurre a menudo cuando es así, los incendios forestales están a la orden del día. El término municipal de A Coruña no ha tenido que padecer los terribles fuegos que han arrasado Valdeorras o que están amenazando Boiro. Sin embargo, los coruñeses han tenido su ración de incendios forestales este año. De hecho, cuando apenas ha pasado la mitad del verano, ya se han registrado más de este tipo de fuegos que en todo 2021, lo que pone de manifiesto el problema de la sequía.
A día de hoy, el registro supera los veinte incendios forestales, mientras que en 2021 fueron 18. No es, sin embargo, un número alarmante, sobre todo si se tiene en cuenta que el año pasado marcó la cifra más baja en toda la serie histórica. En efecto: las cifras de incendios forestales oscilas mucho de año en año, pero lo habitual es que ronden el medio centenar. En los últimos diez años, la cifra más alta fue la de 2011, con 96.
Estas oscilaciones se explican por múltiples factores, uno de ellos es el de la tierra quemada: a cada año con un aumento de fuegos le sigue otro a la baja, mientras la vegetación crece de nuevo. Otras causas pueden ser el aumento de las precipitaciones y, por supuesto, la actividad humana: de 2019 a 2020 el fuego descendió de forma acusada, antes de llegar a 2018.
La tipología de los incendios en A Coruña está definida por su terreno, muy urbanizado, de manera que cuando se declara un fuego las llamas casi siempre afectan o amenazan a edificios o un núcleo poblado, lo que los hace especialmente peligrosos, a pesar de que suelen ser e pequeño tamaño.
Este año, el entorno que más fuegos ha registrado es el de Novo Mesoiro. Este barrio se encuentra rodeado de terreno sin edificar, muchas veces invadido de maleza, que las altas temperaturas y la yesca han convertido en yesca. También se sospecha de la actividad de un incendiario, dado que ardió en varias ocasiones un terreno junto a la calle Illas Cíes.
El más grave, que consumió casi seis hectáreas de terreno, y que obligó a intervenir a los Bomberos y las brigadas forestales hasta en cinco ocasiones, fue el del castro de Elviña, pero no afectó al yacimiento arqueológico. Y falta la temporada alta de incendios, en septiembre.