Igual que en el anuncio de El Almendro, los coruñeses desplazados fuera de la ciudad “vuelven a casa por Navidad”. No obstante, cada vez es una tarea más difícil, más costosa y menos accesible. Algunos herculinos lo tienen claro: volver a casa por Navidad es, otra vez, un lujo.
Los trenes, el transporte favorito por muchos estudiantes y trabajadores de diferentes partes del territorio nacional, cada vez se completa más rápido, o cuando no lo hace, se vuelve inaccesible para el ciudadano de a pie.
Así lo explica Moisés Bouzas, coruñés afincado en Madrid por motivos laborales. “Siempre que el trabajo me lo permite prefiero coger los billetes los jueves y los lunes”, señala.
Esto se debe a que durante estos días la estación de Chamartín (terminal madrileña que opera los desplazamientos ferroviarios a A Coruña) no se encuentra tan colapsada y los billetes suelen ser más baratos, según comenta Bouzas, que ya vivió en sus carnes este proceso en sus dos años de estudio de máster en la capital española.
No obstante, confiesa que el asunto está algo mejor que antes. “El año pasado pagué 180 euros de tren, con descuentos incluidos”, expone.
Un total de ocho trenes llegan desde la capital hasta A Coruña cada día, repartidos entre las 08.00 y las 19.18 horas. Es cuanto menos raro poder conseguir algún billete para estas fechas, por lo menos, por un precio asequible.
Otros jóvenes que se encuentran estudiando o trabajando en puntos con menos conexiones como Salamanca o Valladolid ya directamente buscan otras opciones. Entre las más demandadas, ‘BlaBlaCar’, la aplicación en la que se comparte coche para ahorrar gasto.
Los precios en los que se mueve el traslado varían de forma considerable, ya que es el conductor el que lo elige, aunque es considerablemente más económico –y en ocasiones más rápido– que el traslado en tren.
Por último, están los viajeros que directamente prefieren viajar en avión. “Es más rápido y más cómodo, y si lo coges con antelación, más económico”, explica Marta Pérez, una coruñesa afincada en Barcelona.