Ya hace tiempo que la crisis de suministros se ha convertido en un problema grave, que ha contribuido a la inflación que azota la economía, y el Ayuntamiento no ha sido una excepción. Algunos de los proyectos anunciados a lo largo de este año han tenido que demorarse, mientras que otros sufrirán un considerable sobrecoste debido al encarecimiento de los materiales. La concejalía de Urbanismo es una de las más afectadas pero, en realidad, afecta a los suministros de todos los departamentos, incluso de la Policía Local.
Uno de los principales suministros afectados es el de las luminarias. A finales de septiembre, la alcaldesa, Inés Rey, había inaugurado la calle de Pintor Joaquín Vaamonde el 23 de septiembre, pero se habían dejado las antiguas farolas a la espera de que llegaran las nuevas. Se calculaba que solo serían unos días, una semana a lo sumo, pero la situación se prolongó más de un mes. Este problema, a largo plazo, podría afectar a los planes para renovar todo el alumbrado que tiene el Gobierno local para 2022, dado que el Ayuntamiento solo cuenta con reservas para el mantenimiento habitual.
El último día noviembre, la Junta de Gobierno local tuvo que votar una prórroga para el contrato de instalación de estaciones para BiciCoruña que debían haberse finalizado antes de que acabara 2021. Pero algunos contenedores que se esperaba que llegaran con piezas para ser ensambladas en A Coruña, procedentes de China y Canadá, se habían retrasado, de manera que el Gobierno local se vio obligado a conceder más tiempo a la empresa adjudicataria, hasta el 6 de febrero.
Algo parecido ocurrió con la Policía Local, que lleva semanas esperando la llegada de siete nuevas furgonetas, que estarían destinadas al a Policía Comunitaria, por lo menos en parte. Pero estos vehículos funcionan con un microchip que tiene que venir de China, de manera que su entrega se ha aplazado sine die.
Fuentes municipales consultadas reconocen que la crisis de suministros “se está notando en algunos suministros pero los precios de los materiales están disparados, lo que plantea problemas para los contratistas, que tienen que afrontar subidas del 100% o del 150% en el aluminio o la madera, por ejemplo”.
Esto tiene como consecuencia que las empresas a la hora de licitar tengan que medir mucho las ofertas que hagan, de manera que no podrán ganar contratos ofertando a la baja. Una situación que puede prolongarse hasta primavera, o incluso hasta el verano.