Eso de “díselo con flores” para sorprender en San Valentín empieza a convertirse en A Coruña en un “díselo con tenedores”. Sólo así se entiende la premura que se han dado muchos para asegurar una mesa privilegiada, en un entorno único, de cara al viernes 14 de febrero, Día de los Enamorados o de San Valentín. Sí, es una fecha tremendamente comercial, pero nadie quiere correr el riesgo de pasarlo por alto y, donde pudo haber una velada de ensueño encontrarse con un incómodo silencio. Por ello, y aunque todavía quedan alternativas de lo más recomendable, empiezan a volar las opciones premium.
Por ejemplo, uno de los establecimientos reconocidos por la Guía Michelín, El de Alberto, ya solamente ofrece la opción del turno de comidas y en franjas muy concretas. Desde hace varias semanas el de cenas está completo, ya sea para dos, cuatro, seis u ocho comensales. También es imposible encontrar acomodo en O Terreo, sea de mañana o de tarde y sin importar el número de clientes. Los enamorados parecen tener, además, una tendencia a hincar el colmillo. El Charrúa, templo carnívoro por excelencia en la calle de la Estrella, ha completado el aforo de sus mesas para dos, en algunos casos con dos meses de antelación. “Tenemos una reserva hecha en Nochebuena y otra del 17 de diciembre. Los últimos en conseguir sitio fue el pasado 10 de enero”, señalan desde la administración del restaurante uruguayo.
Condecorado de nuevo con una Estrella Michelín. Luis Veira, chef y responsable de Árbore da Veira, tiene claro cuál será el resultado de la noche de San Valentín. Y no será muy diferente al de los últimos años. “Este año todos los restaurantes de A Coruña van a estar a tope, pero sobre todo para las cenas”, pronostica. Y es que el hecho de tener un detalle con los clientes durante el horario de tarde puede llevar a situaciones algo engorrosas. “Por el día muchas veces no sabes si es una comida de empresa y, a la hora de entregar una rosa o algo de champán, puede dar lugar a confusión”, reconoce el chef. “La excepción la marcó el año pasado un grupo de ocho personas que vinieron juntas en parejas, a saber lo que harían después”, bromea.
A un ritmo algo menor trabaja de momento A Espiga, en la calle Santiago, donde todavía no han decidido si harán menú especial. “Es un día difícil, porque la idea es alquilar mesas más pequeñas, todas para dos”, reconoce Jorge Trigo, que ya ha recibido algunas confirmaciones. En A Mundiña, desde la administración de reservas anuncian: “La experiencia que tenemos es que la gente empieza a reservar un par de semanas antes, por lo que de momento tienen opciones. Calculamos unos 28 comensales para ese día, todos en parejas de dos y con lleno seguro”. Finalmente, Héctor Cañete, presidente de los hosteleros de A Coruña, afirma que en el local, pronostica una noche “fuerte”.