El consumo de la droga y los problemas que generan los toxicómanos en la convivencia son el día a día de algunos barrios. Los vecinos de Os Mallos, por ejemplo, denunciaron esta misma semana ante el Ayuntamiento que los drogadictos emplean la cabina del ascensor de Ramón y Cajal para ‘pincharse’. No es la clase de subida que debe proporcionar el elevador y los vecinos no están dispuestos a permitir que se convierta en una costumbre, así que han pedido al Gobierno local que intervenga. 

Según los interesados, el problema comenzó hace solo unos días. “Parece que se meten en la cabina para pincharse y luego se quedan dormidos”, explican. Al día siguiente, el primer transeúnte que intenta utilizar el ascensor para su propósito original, que es salvar el desnivel entre Ramón Cabanillas y la avenida de Arteixo, se encuentra a un toxicómano traspuesto. 
 

Sin duda, no es la mejor imagen posible para la ronda peatonal, después de que el Ayuntamiento haya peatonalizado toda la calle. Pero no es la primera vez que en un tramo de dicha ronda aparecen problemas con los toxicómanos. Basta recordar la calle de Alcalde Marchesi, donde los drogadictos, atraídos por un punto de venta de droga que allí existía, protagonizando hurtos, peleas y problemas con los locales de hostelería. 
 

Por otro lado, los vecinos de Os Mallos señalan que la situación ha sido de relativa calma en los últimos meses. Pero, precisamente por eso, no quieren que empeore, así que han presentado al Ayuntamiento una serie de ‘puntos negros’ que han localizado. 
 

Puntos de venta 

Por lo menos han localizado dos de estos puntos de venta de droga, que llevan tiempo operando, y que se encuentran en locales comerciales o junto a ellos. Con la venta viene asociado el consumo en la misma calle, que es lo que genera el problema. 
 

Los toxicómanos a menudo acaban manteniendo disputas entre ellos, gritos y amenazas que alteran la convivencia, así como pequeños hurtos que generan molestias y alarma entre los vecinos. A menudo consumen en los mismos portales. “Sabemos que esto pasa en otras partes de la ciudad y que si se les presiona, se irán a otros barrios, pero queremos que se haga algo”, explican. 

Tras la reunión que mantuvieron esta misma semana en el Ayuntamiento, se muestran más tranquilos: “Nos trataron muy bien, y esperamos que se pueda hacer algo”.