El Depor hace Mella en las peluquerías de A Coruña

El Depor hace Mella en las peluquerías de A Coruña
Diego e Iker, junto a Martín Pallas, barbero encargado de su proceso | Mónica Arcay

­Ni la cresta de Beckham ni el pseudo flequillo de Ronaldo en el Mundial 2002.  Jamás el fútbol había alterado tanto la actividad de las peluquerías como el ascenso del Depor y la fiesta del próximo sábado día 25. Aquellas especializadas en los más jóvenes están sin citas, y no porque éstos quieran acicalarse de más para el puente o las futuras graduaciones, sino para imitar el peinado de los canteranos comandados por Mella, en una imagen icónica que quedará para la posteridad en los álbumes de noches mágicas. La consecuencia es una falta de citas acuciante, derivada de las casi cuatro horas que implican la decoloración y el proceso hasta dejar de ser moreno, rubio o pelirrojo y convertirse directamente en blanquiazul hasta el último poro. 


La agenda de Martín Pallas ha variado notablemente desde que el sueño del ascenso empezó a tomar visos de realidad. En su local Barber&Tatoo La Sal es difícil encontrar un hueco sin concertar una cita con semanas de antelación, pero ahora mismo la mayoría de los huecos van más allá de las tijeras y el degradado. “Desde el partido del Sestao y el del Arenteiro empezaron a crecer mucho las reservas, el día 25 va a ser una imagen de locura con muchísima teñida”, advierte el joven, que entre él y su compañero Alejandro ha dado color a la cabeza de casi una veintena de deportivistas en las últimas horas. Sin embargo,  el proceso es hoy en día mucho más elaborado de lo que resultó en la celebración de la Liga en el 2000. Los jugadores contagiaron en los inicios de la metrosexualidad a unos pocos atrevidos, pero la realidad dice que las decoloraciones eran una tendencia en sí para el outfit de muchos jóvenes. 

 

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El proceso es largo | Mónica Arcay


Lucir de impoluto blanco, con un degradado a la moda, el pelo arreglado y línea azul, todo ello en un conjunto armónico, cuesta entre 50 y 60 euros y también una buena dosis de paciencia. Según el tipo de pelo y su color puede durar hasta las cuatro horas, lo que también condiciona el resto de la jornada para los barberos. “El tinte en sí dura hasta que e lo vuelvas a cortar, pero si quieres hacer como Mella lo normal es que te lo vayas recortando después”, subraya Pallas.


La promesa de Diego e Iker 

Diego Mariño e Iker Rivas son, además de deportivistas, personas de palabra y optimistas por naturaleza. Allá por diciembre, entre el gol de Davo y la agónica victoria en O Carballiño, ellos encontraron la luz al final del túnel. Prometieron que, en caso de ascenso a final de curso, su cabeza pasaría a ser blanquiazul. Y las promesas hoy en día quedan registradas. “Nos liamos mutuamente”, reconoce Diego. Hijos del Centenariazo, su recuerdo en la élite del fútbol español queda cada vez más vinculado a la niñez. De hecho, prensa y testigos mediante, ya se atreven con otro de esos vaticinios afortunados. “Me hice un tatuaje Argentina ganó el Mundial y ahora me toca el del Depor con el ascenso a Primera”, subraya Iker, al que sin embargo le queda algo de sangre grana entre tanto chorro blanquiazul. “Mi intención era hacerme el del Barça y el del Depor, pero me da que uno va a tener que esperar”, reconoce. 


A pesar de su juventud tanto Diego como Iker pueden presumir de más de una década de socios, por lo que a pocos les va a extrañar su nuevo look. Cuatro horas después de haber iniciado la sesión no existe ni un ápice de reconocimiento, sino todo lo contrario: sonrisas, gesto de satisfacción e incluso orgullo de foto de perfil de redes sociales. “Es un contraste”, dicen. 


En sus puestos de trabajo ya saben cómo lucirán. “Yo trabajo con gorra, pero no me ponen problema igualmente”, asevera Diego. En la despedida sugieren marcarse en la cabeza los siete títulos. Quizás para el octavo. 

 

 

El Depor hace Mella en las peluquerías de A Coruña

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