Garbanzos con bacalao y espinacas, callos a la asturiana y arroz con leche. Ese es el menú que desde hace más de un siglo degustan en Oviedo el 19 de octubre en la llamada comida del desarme. Hay varias versiones del por qué ese día en los restaurantes asturianos luce el cartel de “Hay desarme”. La más verosímil es que esta comida empezó para celebrar el final de la guerra carlista, en marzo de 1876. Además de la paz se festejó el desarme de la población, que había tomado las armas para dicha guerra, con un almuerzo popular que llegó a hospitales y cárceles. Como era Cuaresma se cambió la carne y los embutidos por el pescado, una tradición que se ha mantenido.

El Centro Asturiano coruñés, que preside José Manuel Rodríguez González, celebrará la comida del desarme este día 19. Contará para ello con un desembarco de sus paisanos, encabezados por el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli Fernández, al que la entidad le impondrá su insignia de oro. También está prevista la asistencia de 60 personas de la Asociación de Amigos de Cudillero y de la Banda de Gaitas del Concejo de Oviedo que hará un pasacalles desde la sede del Centro Asturiano, en la calle Riego de Agua, hasta la Hípica.

En la Hípica tendrán lugar la imposición de varias insignias de plata, un miniconcierto del coro del Centro Asturiano dirigido por Carlota Valentí y el recitado de la pieza El canto del Asturiano, por parte de Juan Luis Álvarez de Busto. También está prevista la asistencia e intervención del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. El mini concierto del Coro del Centro Asturiano finalizará con 'El canto del asturiano', recitado por Juan Luis Álvarez del Bus, y los himnos de Asturias y Galicia, interpretados por la Real Banda de Gaitas de la Ciudad de Oviedo.

Estos actos tendrán lugar este sábado, 19 de octubre, a partir de las 13.15 horas, antes de la comida del desarme. Quizá sean antes y no a los postres para prevenir lo ocurrido, según otra de las versiones sobre los orígenes de esta celebración, en Lugo de Llanera cuando varios batallones carlistas se disponían a asaltar Oviedo. Los liberales de la ciudad no se opusieron, ofrecieron a los soldados un rancho con bacalao, espinacas y grandes cacerolas de callos, todo ello acompañado con generosidad de vino. Ante tal desacostumbrado banquete, los soldados sucumbieron a la siesta, momento en el que fueron desarmados. Los historiadores apuntan que la fecha que se atribuye a este hecho no coincide con la realidad, pero sí el menú del desarme. Durante la comida del desarme se entregará un mandil típico del acto con el anagrama del centro asturiano coruñés y una pequeña historia del desarme en viñeta.