Llamó poderosamente la atención de los vecinos el despliegue que, a primera hora de la tarde, tuvo lugar a lo largo de Juan Flórez, en dirección a la subida de Antón Vilar Ponte. Lo de poderosamente no es un recurso, sino un ajustado adjetivo al sonido de las sirenas de Bomberos, Policía Local y Policía Nacional. Todos se dirigían al mismo punto y en respuesta a una alerta por incendio que acabó por complicarse.
A la altura de los primeros edificios de la calle, uno de diez plantas en el cruce con Juan Flórez, salía del primer piso abundante humo. La situación alertó a los vecinos de las plantas superiores, que comprobaron cómo la cantidad de humo era creciente y nadie se encontraba en el foco del incendio. Finalmente, según pudieron comprobar los especialistas en extinción, se trataba del casi rutinario caso de una campana obstruida que acabó por explosionar. En ese sentido, una vez más, se hizo necesario recordar a los residentes la importancia del mantenimiento de ese tipo de estructuras.
Sin embargo, lo que inicialmente pareció ser un único foco de problemas terminó por convertirse en una actuación de dos frentes, con una creciente cantidad de curiosos y unas cotas elevadas de confusión.
Siete pisos más arriba del problema inicial, tanto los agentes de la Policía Local como de la Nacional tuvieron que mediar para lo que se manifestó como una amenaza de lesiones autolíticas, aunque según el protagonista no con intención letal. Finalmente, todo se saldó de manera satisfactoria.