El perro siempre será el mejor amigo del hombre, pero eso no significa que la convivencia sea idílica. Cada vez hay más perros en la ciudad que comparten espacios con los seres humanos y quizá esa sea una de las claves que permiten entender por qué se han incrementado tanto las denuncias por lesiones causadas por estos animales. La Policía Local registró 66 de estos casos en 2022, la cifra más alta recogida en las estadísticas policiales disponibles, desde 2017. Pero, además, supone un aumento del 264% con respecto a 2021. 

Las cifras se mantenían estables hasta la pandemia cuando, lógicamente, sufrieron un desplome: durante 2020, los dueños de los perros eran de los pocos que podían salir a la calle, y los canes encontraban pocos seres humanos con los que meterse en problemas. Pero el número de 23 daños/lesiones de perros en 2020 se mantuvo en 25 en 2021, a pesar de la vuelta a la normalidad lo que invitaba a pensar que la situación se había estabilizado.
 

Los últimos datos parecen señalar que no es así. Los que más lesiones han causado han sido precisamente los perros que no pertenecen a razas potencialmente peligrosas (de 16 a 53) mientras que los ataques de los perros que sí pertenecen a ese grupo han crecido, aunque más moderadamente (pasando de nueve a 13). 
 

Más que niños 

La concejala de Medio Ambiente en funciones, Esther Fontán (declarada amante de los perros), reconoció sentirse preocupada por estas cifras, que achacó a varios factores. “Para empezar, esto es una consecuencia de vivir en una ciudad en la que hay más perros que niños”. En efecto: según los datos de Medio Ambiente de la Xunta, el número de mascotas (perros y gatos en su mayoría) registrados en la ciudad creció más de un 25%, Es decir: según el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía (Regiac), en enero de este año se contabilizaban en la ciudad nada menos que 34.497 animales de compañía (el 91%, perros). 
 

Es una cifra respetable, teniendo en cuenta que la ciudad tiene menos de 250.000 habitantes (244.700 según los datos del Instituto Galego de Estadística correspondientes a 2022). De ellos, solo 2.257 son niños de hasta doce años. Es decir, un niño cada quince mascotas (no solo perros, sino también gatos, etc). 
Pero, además, Fontán considera que existe un problema de civismo. “La gente comparte espacio con sus mascotas y los perros son imprevisibles, por muy bien adiestrados que estén. Es necesario mantenerlos controlados, y llevarlos de la correa”, señaló. Otro problema es la falta de espacios propios para los canes. Existen algunas áreas caninas en la ciudad, como el parque de Santa Margarita, pero el espacio siempre favorece la convivencia.