El edificio okupado de la ronda de Nelle se hace notar en el mercado inmobiliario

“Hay gente que malvendió los pisos colindantes y otros ya se han mudado”, señalan desde la entidad vecinal
El edificio okupado de la ronda de Nelle se hace notar en el mercado inmobiliario
Las veinte viviendas del 120 de la ronda de Nelle están okupadas | Quintana

Convivir a escasos metros de un edificio de diez plantas completamente okupado supone a día de hoy tal quebradero de cabeza para los vecinos que muchos ya han puesto en marcha los mecanismos para irse de sus hogares. Algunos se mudan, de forma temporal o abandonando contratos vigentes que tenían en alquiler, y otros han vendido su inmueble por un precio mucho menor a lo que habría costado si el número 120 de la ronda de Nelle no tuviese sus veinte viviendas allanadas. 

 

La entidad vecinal de la plaza del Comercio reconoce que la fuga de vecinos que habitaban en edificios colindantes es una realidad. “Sabemos de gente que ha malvendido sus casas porque, al final, cuando vas a comprar un piso, si ves lo que hay al lado, te lo piensas más. Hay otras personas que ya se han trasladado y algunas que están pensando en hacerlo”, dicen.


Los residentes que viven en los inmuebles más próximos al número 120 exponen la intranquilidad que padecen por las noches. “Hay follones todos los días y, al final, los niños son los que más sufren las consecuencias”, indican. La gente que reside en el edificio okupado, sostienen, “es peligrosa y andamos con pies de plomo”.

 

Basura

La insalubridad, además, vuelve a ser un problema. Una usuaria de la red social X mostraba ayer una instantánea tomada por un “vecino muy querido” de una prenda de ropa que estaba tendida en el patio de luces que comparte con el edificio okupado. “No podían abrir las ventanas por las moscas de la mierda que había. Ahora tampoco pueden tender la ropa”, señala, mientras enseña la vestimenta, completamente marrón. “Pese a tener el tendal a unos diez metros, tiran bolsas llenas de excrementos desde los pisos altos. Si vives en un primero o un segundo, te la lían”, subrayan desde la entidad vecinal.


El patio de luces, aseguran, vuelve a tener acumulación de residuos. Todo esto diez meses después de la limpieza costeada por el Ayuntamiento para retirar de su interior los muebles, bolsas de basura y heces humanas que se habían amontonado en el lugar, generando un caldo de cultivo perfecto para mosquitos y cucarachas, además de mal olor. 


El mes pasado, mientras se llevaba a cabo la concentración vecinal en Monte Alto frente a un narcopiso, fuentes policiales reconocieron que el edificio de la ronda de Nelle supondría, a la larga, el mayor problema de la ciudad. Lo cierto es que el Ayuntamiento notificó en octubre a la propiedad, una vez más, para que tomase medidas en el 120. La notificación llegó esta vez a través del Boletín Oficial del Estado (BOE) tras haberse intentado, sin efecto, comunicarlo de forma personal al no haber recogido los avisos previamente enviados. Se trata, según fuentes municipales, de la “enésima notificación”.


Esto ha llevado a los vecinos a mostrar un estado de pesimismo en cuanto al futuro más cercano. “Hay que entender que cuando una propiedad no denuncia ni hace nada, al fin y al cabo es una propiedad privada y no pueden entrar las autoridades ni administraciones. Desde fuera se cree que el Ayuntamiento podría entrar y hacer algo, pero no. Es la pescadilla que se muerde la cola y la propiedad no tiene interés”, manifiesta la asociación de vecinos de la plaza del Comercio.

 

Una década de okupaciones

Esta asociación vecinal convocó, en el mes de septiembre, una concentración frente al inmueble okupado, a la que acudieron unas 200 personas para pedir una “solución xa”. Fue hace una década cuando la situación empeoró en la zona. Los vecinos comenzaron a irse del número 120 por la llegada de los primeros okupas, pero hace tres años encontraron el filón porque el edificio se quedó vacío. 


Desde entonces, además de detenciones, peleas, amenazas a establecimientos próximos y acumulación de chatarra y residuos, en varias ocasiones se han precipitado a la calzada cristales y ventanas de pisos altos, un riesgo que muchos vecinos de esta vía están hartos de correr. 

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