La época dorada del Orzán de A Coruña: cuando la calle Juan Canalejo no pedía Socorro

La zona de marcha que llegó a acumular 90 licencias lucha ahora por sobrevivir después de casi tres décadas de esplendor
La época dorada del Orzán de A Coruña: cuando la calle Juan Canalejo no pedía Socorro
La calle del Socorro en uno de sus días de vino y rosas

Aunque su actividad es todavía una realidad y jamás ha dejado de latir, la inmensa mayoría de los coruñeses para hablar del Orzán usa el préterito perfecto, ese de acción ya finalizada. Kilos de gomina extra fuerte a prueba de ducha, sudaderas de Soft Elements o polos Lacoste según se quisieran identificar, cámaras de mano de esas especialistas en ojos rojos y una buena provisión de tabaco a consumir dentro del local. Una arteria principal llena de vida y pubs de todo tipo, antes llamada Juan Canalejo y ahora calle Socorro, así como muchas venas o callejones secundarios como la calle Sol o el Pasadizo del Orzán, donde se ubicaban alternativas más tribales o específicas. Hoy sucede como cuando se visita el Foro Romano: de lo que un día fue el centro de la vida pública nocturna quedan algunos restos y todavía se intuyen templos que sobreviven al paso de los años.


No fue el Orzán ni la primera ni la última zona de marcha de la ciudad y su auge y permanencia resultaron cosa de algo más de dos décadas. Sin embargo, su calado y vigencia son tan fuertes que buena parte de los coruñeses son capaces de cerrar los ojos, viajar en el tiempo y recitar la alineación desde el comienzo de Juan Canalejo hasta el museo de Bellas Artes sin titubear, como si la del Depor campeón o la España del Mundial 2010 se tratase. Precisamente, la primera década del siglo XXI marcó los últimos tiempos de grandeza de un área donde hoy se cuentan con los dedos de la mano los pubs que se mantienen a pleno rendimiento.

 

Orígenes

Existen debates sobre el cómo y el cuándo se puso en marcha el Orzán, ya que muchos tienen licencias que se remontan a medio siglo atrás. Sin embargo, la figura de El Bar de los Ron y Retro genera cierto consenso a la hora de establecerlos como pioneros de una zona dejada de la vida pública.  Comparten mérito con El Tranvía y el Filloa, para auténticos especialistas y supervivientes.

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Kiko Rivera celebró su despedida de soltero en Studio 54

Emilio Ron todavía recibe ofertas periódicas para el traspaso del establecimiento familiar, ahora abierto para eventos. “Es de 1979, el primero en abrir como pub en todo el Orzán”, reivindica. El hostelero, gerente del Cine París y un grupo hostelero tradicional, vivió en primera persona la transición del boom de las discotecas como Pachá a los pubs de Juan Canalejo. “Fue una locura: se hacía mucho dinero y todo resultaba muy bonito, ya que fue una zona que se creó para que toda España viniera a disfrutar”, explica el que fuera responsable del Bar Coyote o el Capitán Haddock. “El Coyote fue el primero de España, pero duró dos días. Luego empezó a hacerse con él Dj Lozano”, matiza.

 

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El Tandem fue uno de los sitios de referencia durante años

 

Achaca Ron parte de la culpa a la tensión social, pero también al cambio de hábitos en la sociedad. “La forma de salir ha cambiado: antes empezábamos a trabajar a las 11 de la noche, hasta al menos las 05.00 de la mañana, todos los días menos los domingos y lunes”, dice. Y no es que el séptimo día el coruñés descansase, sino que se cedía el testigo a los domingos de ‘Cheva’, los de Santa Cristina. “El problema del Orzán ha sido y es la presión vecinal. El futuro no es del fuerte, sino del que tenga la capacidad de adaptarse, y esa fue la explicación: no saber adaptarse”, lamenta.

 

Pasado y presente

Si se sigue la ruta que muchos hicimos durante años desde Gasthof hacia arriba otro de los supervivientes es el ahora conocido Studio 54. Detrás de la actual licencia existen 45 años de actividad: Studio 80, No Sé No Sé o Morcarly. El último gran giro comercial lo protagonizó José López Balado ‘Xexu’, participante de Supervivientes y que logró convertir el establecimiento en una pasarela de famosos de los reality shows de comienzo de siglo. Allí celebró su despedida de soltero el ahora ‘ilustre deportivista’ Kiko Rivera, mientras que personajes como Rafa Mora y otras celebrities de late night posaron orgullosos en un photocall ahora reservado a instagramers de menos calado. “Los espacios donde se movía la jet set fueron ocupados por gente más joven y un nivel social inferior”, asume el abogado y exhostelero. “Esto hizo perder solera a la zona para convertirse en un tipo de marcha más residual. Hubo locales que sobrevivieron, pero existió una demonización y una presión tremenda por parte de los vecinos y el Ayuntamiento”, denuncia.


López Balado también encuentra otras dos claves para que del Orzán se hable ahora en clave nostálgica. “El esplendor fue la época de los 90, hasta la llegada de la ley antitabaco”, asevera. “El Orzán no supo envejecer bien ni adaptarse, porque con el tema de las terrazas abrieron espacios como el Dux, clave para poder fumar”, agrega. “La gente se volvió más intolerante e incomprensiva, lo que a unido a las nuevas zonas y la presión vecinal y policial impidieron a los locales adaptarse”, finaliza López Balado, que traspasó Studio 54 en 2017.

 

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Este era el aspecto de la calle Socorro la noche del sábado


Contra viento, marea y tendencias incluso de rutinas personales, Carlos Pereiro apostó entonces por sacar adelante un pub del Orzán a pesar de que la tendencia eran al cierre o el traspaso. Los vecinos Indian Village, Kanal Oh o Club Coruña, en los que había tomado sus primeros tragos, eran ya historia. “El estado de salud no es el de hace unos años, pero fuimos toda la vida y deberíamos seguir siéndolo la zona de marcha de la ciudad”, suspira el empresario, que a través del recuerdo personal define lo que era una noche en los días de vino y rosas del Orzán. “Antes ibas de local en local, con todo el mundo en la calle. Era una maravilla salir de pub en pub”, comenta. Y es que la cuenta de licencias llegó a alcanzar las 90 en todo el área. “Somos víctimas de una caza de brujas y los que quedamos sobrevivimos como podemos. Llegaron otras zonas y los vecinos tienen muchos pisos en la zona que quieren revalorizar y vender”, advierte.

 

Metrosexualidad

El último gran pico del Orzán llegó en la época de la metrosexualidad y la gomina, cuando las celebrities desfilaban por la calle Juan Canalejo junto a jugadores del Supedepor. Afortunadamente para muchos, la calidad de los móviles y las cámaras no era la de hoy en día. Y si había un templo del postureo, y orgulloso de ello, ese era el Tandem. Su influencia en la noche coruñesa fue tal que a Juan Caamaño, su propietario, pocos lo conocen por su apellido. Aún a día de hoy responde al nombre de Juan Tandem. “El Orzán fue un sitio privilegiado: pegado al mar en el centro de la ciudad, con una sola calle y muchos alicientes. Luego pasó que se dieron demasiadas peleas y los sitios se volvieron conflictivos”, afirma el también extrabajador de Retro y fundador de Los Elefantes. “Esa fue la época buena: cuando empecé en Retro todos los días eran domingo y con un ambiente muy sano. La gente no estaba tan educada ni los locales tan insonorizados”.
El Tandem merece un aparte. “Abrimos con el cambio de moneda, en el 2000, y lo traspasamos en 2013. Lo que pasó entre medias fue inexplicable. Un éxito increíble. Éramos muy duros en la puerta e hicimos muchas cosas pioneras. Hoy me dicen diez veces por día que cuándo reabrimos, por lo que se ve que tuvimos un gran impacto”, finaliza Caamaño, que confiesa que recientemente estuvo a punto de retomar la idea y no cierra la puerta a un regreso próximo. Sería el viaje nostálgico definitivo a una época que, sin ser tan lejana, ya se ha ganado el apodo de nostalgia. Habría que preguntarle a Sabina si, en este caso, donde uno fue feliz debería tratar de volver. 
 

El camino hacia el futuro

El Orzán sigue vivo como zona de marcha, aunque la fotografía ha variado notablemente respecto a los primeros años del siglo XXI. De la ‘alineación’ original apenas quedan en pie Studio 54 o Garibaldi, recientemente traspasado por el conocido hostelero nocturno Antonio Conde. No son optimistas quienes en su día triunfaron en la zona, como José López Balado ‘Xexu’. “Muchos estamos deseando que el Orzán vuelva y el futuro pasa por un reciclaje, porque se está quedando obsoleto y residual”, explica. “Es un tesoro y una atracción turística: era el sitio de todos, la marcha democrática con libre mercado y competencia”, añade. Por su parte, Juan Caamaño, al que sigue tentando la idea de recuperar el Tandem original, afirma: “El ocio nocturno va a evolucionar más hacia el tardeo, la seminoche. El Orzán lo doy casi por desaparecido, porque quedan cuatro locales básicamente de extranjeros y la gente busca otro tipo de hostelería”. Una visión semejante la mantiene Emilio Ron. Que el Orzán sigue teniendo tirón lo evidencian las ofertas de traspaso de algunos bajos emblemáticos. Sin embargo, en opinión del hostelero, el concepto de fiesta debe variar sensiblemente. “Confiamos en un ocio nocturno en el que puedan vivir la actividad económica y los vecinos, por lo que creo que es importante que salga del centro de las ciudades”, afirma. 


Por su parte, Carlos Pereiro sigue subiendo la verja cada semana en Studio 54. La instantánea ha variado sensiblemente respecto a décadas atrás, pero todavía mantiene un público fiel con su apuesta por los clásicos desde la cabina. “Buscarán que nos marchemos,  pero los que quedamos seguimos dando guerra”, indica. “Si lo que le hicieron al Grietax se aplicase en otros sitios no sobreviviría ni el primer pub. Lo que está claro es que nos acribillan por presiones externas”, lamenta. Si el futuro pasa por enganchar a la juventud esa ‘guerra’ la tiene ganada: la mayoría de las fiestas erasmus son todavía en los locales de la calle Socorro y los miércoles, jueves o los domingos es de las pocas zonas que ofrece una alternativa nocturna. Mientras, el sitio del recreo de varias generaciones sigue luchando por no quedarse en solamente en un buen recuerdo.
 

La época dorada del Orzán de A Coruña: cuando la calle Juan Canalejo no pedía Socorro

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