Un estudio de la Universidad de A Coruña revela la hostilidad a la que se exponen los políticos sin importar el sexo

Con una muestra de 1.600 diputados y senadores, señala que la ideología y el partido político son los motivos básicos
Un estudio de la Universidad de A Coruña revela la hostilidad a la que se exponen los políticos sin importar el sexo
Un hombre consulta las redes sociales en una plaza de A Coruña | Javier Alborés

La exposición pública tiene un lado negativo, y esto lo saben bien los cargos políticos, que sufren tanto como se benefician de la polaridad que afecta a la sociedad actual. Un grupo de investigadoras, lideradas por profesoras de la Universidad de A Coruña, han estudiado este tema en una encuesta en la que han interrogado a 1.600 diputados de varios parlamentos autonómicos, el Congreso y el Senado. Una de las conclusiones que se extrae de dicho estudio es que el sexo del político tiene poco que ver con el odio que recibe y sí mucho con la trinchera política que defiende. 


Cuando se indaga sobre la motivación, los parlamentarios opinan que el motivo principal es la ideología (60,6%) o el partido al que pertenece (57,5%) o por su posición sobre algún tema polémico (39,4%). Solo el 11,9% considera que ser de un sexo u otro influye (no solo en mujeres). La coordinadora del estudio, la profesora Teresa Piñeiro, reconoce que las conclusiones le sorprendieron: “Me dicen que no hay diferencias casi significativas de hostilidad”. 


El estudio tenía como objeto sobre todo entender la diferencia de género sobre la hostilidad que reciben las políticas  en las redes sociales respecto a sus contrapartidas masculinas. A diferencia de otros muchos estilos de este tipo, también les consultaron a ellos y así pudieron descubrir que, en realidad, no existe tanta diferencia. El método consistió en una encuesta en la que les preguntaban a los participantes si se habían sentido ofendidos, o agredidos, en las redes sociales, en quién habían buscado apoyo  y se les pedía que relatan casos concretos de violencia. 
 

Al equipo del estudio ‘Agítate. Asimetrías de género de la comunicación política digital’ le hubiera gustado crear un algoritmo para detectar insultos y delitos de odio en X (la antigua Twitter), la red política y tóxica por excelencia, pero no se lo permitieron, de ahí que tuvieran que limitarse a la encuesta.  “Los políticos entendían perfectamente el desacuerdo, pero se trata de otra cosa. Son ataques personales”, concluye Piñeiro. 
 

Sí que existen rasgos diferenciados por el género. Por ejemplo, cualquier tema parece tener más repercusión si lo dice un político varón que una mujer. “Incluso en cuestiones como el 8-M, eran más visibles los comentarios de los líderes varones del partido que las representantes de igualdad”, explica Piñeiro. El único tipo de “violencia” en el que observan diferencias significativas de género es en el acoso sexual por internet: un 21,6% de las políticas participantes afirman haber sufrido este problema, que solo experimentar el 6,9% de los varones. 
 

Un “saco de odio” 

El feminismo es, por supuesto, un tema que genera mucha polaridad. Quizá más que nunca, y nadie ha simbolizado mejor este fenómeno que la antigua Ministra de Igualdad. “Irene Montero era un saco de odio, la pobre”, reconoce Piñeiro. El surgimiento de una corriente de opinión en la web que contradecía el discurso oficial impulsado desde las instituciones encontró un campo de batalla ideal en la cuenta de Twitter de Montero. “Hay redes antifeministas, la ‘manosfera’, y se convirtió en un caballo de batalla para algunos partidos políticos. Con independencia de lo que pienses de ella, es vergonzoso que se ejerza ese tipo de violencia de género”. También otra ministra de Igualdad, la socialista Bibiana Aido, que en su día concentró “muchísimo odio”. 
 

La profesora considera que en el momento en el que Vox irrumpió en el espacio político, y rebatió la violencia de género y las políticas de igualdad, obliga a los demás a manifestarse. Considera que antes existía un “consenso” respecto a las desigualdades existentes entre hombres y mujeres. 

 

Por otro lado, señala que los políticos de “ultraderecha” no quisieron participar en el estudio. “Es una pena, porque todos recibimos agresiones e insultos”, añade. Otro detalle interesante es que, según la profesora, los políticos acaban “normalizando la violencia” al estar permanentemente en contacto con ella. “Sobre todo las mujeres. Debe tener un contacto tan frecuente que terminan minimizándolo”, sugiere la experta en Teoría de la Comunicación.

Un estudio de la Universidad de A Coruña revela la hostilidad a la que se exponen los políticos sin importar el sexo

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