Los exámenes de enero generan tensión entre los universitarios en las bibliotecas de la UDC

La falta de salas de estudio en la ciudad potencia la picaresca en los estudiantes más experimentados
Los exámenes de enero generan tensión entre los universitarios en las bibliotecas de la UDC
Estudiantes, ayer, en el Centro Universitario de Riazor | Carlota Blanco

Las Navidades no es solo una época de regalos, comidas y fiestas, por lo menos, no para todos los jóvenes. La razón, los exámenes de enero. A lo largo del mes de diciembre –algunos antes– y hasta el finales de este mes de enero, los universitarios coruñeses han acudido en masa a las bibliotecas de la UDC, lo que ha generado cierta tensión entre algunos por la picaresca de los más experimentados.


Lo explican quienes acuden a diario al Centro Universitario de Riazor (antigua facultad de Empresariales). Cuentan que desde la apertura de puertas, lo más normal es ver sitios vacíos reservados con apuntes, folios en blanco, carpetas o “hasta un solo boli”. 

 

Los estudiantes rechazan este tipo de prácticas por considerarlas “completamente injustas” para el resto de los compañeros y terminan por causar momentos de incomodidad con alguna riña o discusión.


La realidad es que son apenas minutos los que hacen falta para llenar las 654 plazas de la biblioteca Xoana Cadpdevielle, en el campus de Elviña, o los 630 puestos del Centro Universitario de Riazor, uno de los lugares más habituales del alumnado durante estas fechas.

 

No obstante, los propios trabajadores son conscientes del problema de ocupación y, sobre todo, de las artimañas de algunos para guardar sitio. Alguna de las primeras medidas, cerciorarse que solo acuden universitarios. 

 

Aunque el resto del curso no se suele hacer, “solemos pedimos carnet universitario en el caso de que esté completa”. Además, “no permitimos acceso a estudiantes de bachillerato”, explica una de las trabajadoras en el centro universitario. 

 

Sobre la picaresca,  “hay que confiar en que la gente debería ser un poco madura“. Aunque “entre ellos se controlan bastante, si ven que no hay nadie, quitan el folio o la carpeta que esté guardando sitio”.

 

Ventajas y desventajas 


En la biblioteca Xoana Capdevielle, la cosa cambia. “Al no haber colegios cerca, las personas que acuden a la Xoana Capdevielle son o universitarios u opositores y los estudiantes de Bachillerato ya no se cuelan”, apunta de nuevo la trabajadora de la UDC.


Pese a la gran ocupación, las bibliotecas no funcionan mal. Por lo menos así lo expresa Gabriela García, actual opositora y exalumna del grado en Educación Infantil. García coincide en que las dos grandes bibliotecas de la UDC tienen sus ventajas.

 

“La de Riazor está más cerca del centro pero se guardan muchos sitios y se aparca peor, la Xoana, por el contrario, la lejanía es lo que más echa para atrás”, expone.

 

Establecimientos municipales como alternativa al caos

 

Además, en la ciudad hay un total de siete bibliotecas municipales –Ágora, Castrillón, Durán Loriga, Fórum, Monte Alto, Os Rosales y Sagrada Familia– que, en plena época de exámenes y saturación de las salas de estudio universitarias, pueden resultar de gran ayuda. 

 

No obstante, no todas son aulas de estudio, aunque tienen habilitadas mesas que terminan por usarse para ello. Es el caso de la biblioteca del barrio de Os Rosales, que durante estas tres últimas semanas se ha visto con una ocupación inusual de estudiantes, sobre todo, universitarios y opositores, aunque según comenta una de sus trabajadoras, Sira González, “siempre que se respete, todo el mundo es bienvenido”.
 

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