La falta de material retrasa la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones de A Coruña

La falta de material retrasa la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones de A Coruña
La alcaldesa visita las obras de Casa Veeduría acompañada del concejal de Infraestructuras y Urbanismo, Francisco Díaz Gallego | Javier Alborés

Aunque 2023 ya va bastante  avanzado, todavía arrastra algunos de los problemas de 2022. Singularmente, el de la crisis de materiales: ayer, la alcaldesa, Inés Rey, y el concejal de Movilidad e Infraestructuras visitaron la Casa Veeduría y fue allí cuando Francisco Díaz Gallego explicó que la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) está “un poco en aire” por falta de suministros tecnológicos. 


Díaz aludió concretamente, a la crisis de contenedores al señalar “los problemas que hay con el suministro marítimo”. Casi todas los productos tecnológicos proceden de China, lo que supone un grave problema, y las navieras no han podido ponerse al día a la hora de reclutar tripulación para sus barcos.
 

Este problema se lleva arrastrando desde 2020, pero la crisis en el gigante asiático, que aún sufre olas de covid, todavía persiste y desde el Ayuntamiento no pueden hacer otra cosa que esperar. De todos modos, el concejal de Movilidad calificó el retraso de “ligero”: “Esperemos que para antes del verano, desde luego estén aquí”. 
 

El Ayuntamiento soporta estos problemas desde 2019 y por experiencia se sabe que los retrasos acumulados pueden ser de meses. Un ejemplo de ello es la calle de Pintor Joaquín Vaamonde. se inauguró el 23 de septiembre de 2020, con las antiguas farolas a la espera de que llegaran las nuevas. Se calculaba que solo serían unos días, una semana a lo sumo, pero la situación se prolongó más de un mes. Algo semejante ocurrió con la Policía Local, que tuvo que esperar semanas por siete nuevas furgonetas que estaban listas a excepción de los microchips, a principios de 2021. 
 

Este problema no solo se refleja en el retraso de los proyectos: la Concejalía de Urbanismo tuvo que subir de media el coste de los proyectos un 50%, porque materiales como el aluminio habían disparado su precio en el mercado, y algunos contratos habían quedado desiertos. Ocurrió con el mercado de Monte Alto: el primer contrato era de 3,7 millones de euros. El segundo, de 10,4. 
 

Inspección de obras   

En cuanto a la Casa Veeduría, que la regidora inspeccionó ayer, llevan cuatro meses en marcha, y por el momento siguen con las demoliciones, para tratar de devolver su distribución original, muy modificada a principios de siglo XX, cuando fue un edificio militar. La segunda fase comienza pronto, “para darlle unha nova forma e unha nova vida ao edificio, declaró Rey. 
 

La rehabilitación completa del edificio del siglo XVIII permitirá ampliar el centro cívico ya existente, y que solo ocupa una cuarta parte de sus 3.878 metros cuadrados, y añadirle, un centro de día, un auditorio, exposiciones, y un vivero de empresas. Rey reveló que se recuperará un reloj de sol que existía en la esquina de la plaza de Azcárraga: “Será un centro cívico no seu sentido mais amplo”. 

La falta de material retrasa la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones de A Coruña

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