Después de semanas de espera, la alcaldesa anunció ayer que la reunión con los municipios del Consorcio As Mariñas se celebrará el lunes. De esta reunión depende el futuro de la planta de reciclaje de Nostián, puesto que los ocho municipios del área metropolitana agrupados en dicho consorcio suministran cerca de la mitad de la basura que se procesa allí. De no aceptar los cambios en el modelo de reciclaje que les va a proponer la alcaldesa, será imposible licitar el contrato (que ya lleva tres años de retraso), antes de las elecciones como había prometido y el futuro de Nostián quedará seriamente comprometido. 

La propia Inés Rey hizo el anuncio durante una visita al Ágora al tiempo que explicaba el motivo del retraso: “No se ha podido hacer antes por problemas de agenda, porque somos muchos y con muchas responsabilidades”.  En lo que respecta a la planta de Nostián, la responsabilidad municipal pasa por conseguir que el proyecto que ahora está en la fase de alegaciones llegue a buen término de una vez.
 

Los alcaldes del área llevan esperando esta reunión desde que se hizo público el anteproyecto de Nostián, que supondrá aumentar los costes de contenerización y de transporte, además de aumentar las tasas de basuras en los próximos años. El presidente del consorcio, José Antonio Santiso, había expresado su preocupación por no haber sido informados, sobre todo cuando existe un convenio por el que As Mariñas tiene derecho de veto sobre el contrato para evitar que salga a licitación. 
 

De dos a tres contenedores  

El principal problema es que el anteproyecto que presentó en diciembre supone una ruptura con la trayectoria de la planta de reciclaje, que se ha basado siempre en el modelo llamado inorgánico-orgánico, húmedo-seco o, más propiamente dicho, Tratamiento Mecánico Biológico (TMB). El TMB consiste en los dos contenedores que los coruñeses están habituados a ver en sus calles: uno pequeño para orgánicos y otro grande para inorgánicos.
 

Tiene la ventaja de que es simple e intuitivo, lo que permite mejorar la separación en origen (algo fundamental para el reciclaje). Ya en la planta, los operarios clasifican el inorgánico y separan los envases ligeros por los que la empresa Ecoembes, que agrupa a los grandes productores, paga. 
 

Pero se trata de un sistema minoritario. El mayoritario es del tercer contenedor (o quinto, si se cuenta cartón y cristal) tanto en Galicia como en el resto de España. Ese tercer contenedor es para los envases ligeros pero, como es más difícil de seleccionar en origen (en los hogares) las bolsas contiene muchos más impropios (basura que o está en su lugar).
 

Esto provoca que el reciclaje sea menos efectivo y que Ecoembes pague menos, lo que hace a la planta más deficitaria. Por eso todos los gobiernos coruñeses hasta ahora habían apostado por el modelo TMB. Incluso la actual concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, lo había defendido en numerosas ocasiones en los plenos. Pero todo cambió cuando se redactó el anteproyecto que ahora se encuentra en período de alegaciones. El Gobierno local sabía que se iba a publicar una nueva normativa de reciclaje (Real Decreto de Envases y Residuos de Envases) que  fijaba como modelo estándar el del tercer contenedor. Para Rey, A Coruña simplemente se está adecuando a la nueva normativa. 
 

Esta afirmación ha sido desmentida por la oposición: la nueva normativa deja la puerta  abierta al TMB. Basta con pedir la excepcionalidad, como están haciendo otras ciudades de España, pero no se está haciendo. Fontán reveló que una de las razones es porque la Xunta no es ha apoyado, algo que pedía el Ministerio de Medio Ambiente. Esa es la situación que el lunes explicará a los regidores del área.