Los vasos de rechazos de Nostián, es decir, los depósitos donde se almacena la basura que no se recicla, se llenaron en 2007. Desde entonces, se abrió un litigio entre la empresa concesionaria, Albada, y el Ayuntamiento. Cada uno cree que es el otro el que debe asumir el coste del sellado que, si no se lleva cabo, la planta podría perder su autorización ambiental, que depende de la Xunta. Ayer, el teniente de alcaldesa, José Manuel Lage, y la concejala de Medio Ambiente, Noemí Díaz, se reunieron en Santiago con la conselleira de Medio Ambiente, Ángelez Vázquez, para alcanzar el mes que viene lo que fuentes municipales denominaron una “solución técnico-jurídica” para sellar el vertedero, poniendo fin a un conflicto que se eternizaba.
Lage no aclaró cuál será la “fórmula conxunta” que se adoptará, pero recalcó que la responsabilidad es de concesionaria de la planta, “tal e como xa teñen refrendando os tribunais de Xustiza en varias ocasións”. En efecto, el Ayuntamiento llevó a Albada a los tribunales, y ganó el pleito. Además, se multó a Albada con 60.000 euros. Pero el problema se que el sellado tendría un coste estimado de 3,5 millones de euros, de manera que acatar la sentencia sería mucho más costoso que ignorarla.
El primer vaso de rechazos (material que no puede ser reciclado) se llenó en 2001, solo un año después de comenzar a recibir desperdicios. Y los otros dos vasos de rechazos llegaron al máximo de su capacidad en el año 2007, cuando ya acumulaba una cantidad de 1,18 millones de metros cúbicos de materia inorgánica.
Por otro lado, en la reunión también se trató el tema del polémico quinto contenedor, que supondrá un cambio radical en el modelo de reciclaje coruñés, que dejará de empleo el sistema de cuatro contenedores (orgánico e inorgánico, cartón y papel) por uno de cinco (se añade el de envases ligeros). Este es el que emplea la Xunta en Sogama, por ejemplo, y en la mayor parte del territorio nacional, a pesar de que su porcentaje de material recuperado es menor.
Lage definió el encuentro como “positivo” porque se acordó un calendario para la implantación de este contenedor durante el año que viene. En realidad, el Gobierno de Inés Rey tenía planeado desde el año pasado dar este paso, a pesar de que, oficialmente, siempre había defendido el modelo húmedo-seco (como también se denomina al orgánico-inorgánico). Solo las quejas de los municipios del área agrupados en el Consorcio As Mariñas, que aporta el 50% de la basura de la planta, le obligó a echarse atrás.