La recta final de la temporada de verano deja un regusto más que positivo en un sector, el de la hostelería, que ha vuelto a superarse a sí mismo no solamente en cifras de facturación, sino también en el nivel de satisfacción que deja en el cliente, especialmente el de paso. Esa es la tendencia que se manifiesta en La Marina, fotografía principal de la ciudad, en la que el creciente número de cruceros llega de la mano de un cambio en los comportamientos de los propios cruceristas: el conocimiento cada vez más profundo del producto autóctono y hasta cierta sensación de antojo una vez toman tierra.
En su mayoría de origen británico, los turistas de paso y de corta estancia dibujan cada vez más una tendencia al conocimiento de los productos de la tierra y hasta unos requerimientos concretos que podrían denominarse la ‘guiri experience’. “Notamos en sus hábitos que les encanta el vino blanco gallego, especialmente el albariño, pero si hablamos de británicos serían el godello, la Estrella Galicia y el marisco, especialmente las zamburiñas”, explica Alberto Boquete, presidente de los hosteleros de La Marina.
Lejos de algo anecdótico o de una curiosidad, esa querencia de los británicos por el ‘Galicia Calidade’ representa buena parte del volumen de negocio de La Marina, especialmente en verano, cuando las terrazas se aproximan a la instantánea tradicional de la Costa del Sol o la Costa Brava. “Durante el mes de agosto podemos hablar de casi un 40 por ciento de clientes extranjeros”, subraya Boquete, que también apunta a una mayor incidencia en la caja: “Los cruceros doblan la caja, aunque el verano se hace demasiado corto; el turista tiene un ticket medio más alto que el cliente nacional”.
No es el idilio que viven los británicos con la gastronomía coruñesa y gallega algo que resulte extraño o ajeno a la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, que lleva años detectando ese cambio de tendencias hacia el producto de kilómetro cero. “Hace años venían más a ciegas, pero estamos cobrando un empuje turístico muy importante: a medida que los cruceros pasan por la ciudad se afianza todo y provocamos un conocimiento mayor del producto”, dice Héctor Cañete, que apoya su argumento en la experiencia personal. “He visto sitios en los que los turistas ya piden específicamente lo que quieren, y eso quiere decir que nuestra gastronomía ya tiene la fama y el renombre que le corresponden: está corriendo como la pólvora”, confiesa. “Solamente tenemos que ver, a nivel turístico, los datos de MEGA y su importancia como reclamo de la ciudad”, finaliza, en referencia al museo de Estrella Galicia.
Además de los cruceristas, la gastronomía coruñesa se ha convertido también en un reclamo para los londinenses que tienen la ciudad a tiro de vuelo directo.