Lía lleva cuatro años al frente de La Liada, una tienda friki en el número 24 de la calle de San Nicolás para los amantes del anime. El día a día ha hecho que la relación entre comerciantes de esta zona sea cada vez más estrecha y el buen nivel de ventas de la Navidad posterior al covid hacían presagiar una potente campaña este mes de diciembre, hasta que los planes se truncaron y el comentario generalizado entre propietarios del barrio comenzó a ser el mismo: “Las ventas no van bien”.
Esto llevó a Lía a mostrar su preocupación en redes sociales: “Está siendo una Navidad durísima en el pequeño comercio. Esta es mi tiendecita friki en A Coruña, ojalá se comparta mucho y no esté vacía como estaba ayer, y ojalá los Reyes sean más mágicos que nunca y me ayuden a seguir adelante con este sueño”. Dicho y hecho. Desde que la comerciante realizó este grito de auxilio el fin de semana, no han parado de llover encargos.
“Han pasado cosas muy bonitas y me ha sobrepasado muchísimo. No tengo web porque no me la puedo permitir, trabajo todos los encargos online por Instagram y si antes tenía un par de pedidos al menos, en dos días se han convertido en treinta”, relata, mientras cuenta algo que le hizo especial ilusión: “Un chico me dijo que no quería pedirme nada en concreto, quería que yo le preparase un paquete y que se lo mandase, todo con tal de ayudar”.
Además, las buenas previsiones de Lía de cara a la campaña de Navidad la llevaron a contratar a Laura, una chica de 18 años, para darle “la oportunidad que yo nunca tuve tan joven”. El día 22, al ver que no había apenas ventas, la joven trabajadora le dijo a la propietaria que “comprendería” si quisiese prescindir de ella. “Su primer trabajo, me hacía ilusión darle la opción de adquirir experiencia, esa que a mí siempre me pedían y no me daban”, explica, mientras deja claro que Laura seguirá con ella hasta el 4 de enero. “Algo haremos, pero ella se queda hasta que acabe la campaña”, señala.
Lía, sorprendida por la increíble respuesta, quiere mandar un mensaje de concienciación a los coruñeses. “El año después del covid fue muy bestia. Los objetivos se superaron con creces. Pero si el año pasado la gente estaba concienciada con el comercio local, porque sabía que lo estábamos pasando mal, este año parece que ha quedado en el olvido”, afirma.
Por ello, y ante el temor por un sector que cada día presencia nuevos cierres, ensalza el valor del comercio de proximidad que está a un paso de casa. “En esta tienda hay todo lo que se podría encontrar en Amazon y en el comercio local ofrecemos un asesoramiento, cariño y detalle que no encuentras online”. Ahora ya mira al futuro y adelanta que “haré una web como Dios manda. Ahora la tienda ha crecido, porque no ha ido mal y he decidido dar este paso a riesgo de que vaya mal, pero en la vida hay que arriesgar. Si se pierde, habré aprendido cómo hacerlo mejor la próxima vez”.