Grumico inaugura una tienda física para vender las joyas creadas en su proyecto I-Lab

Grumico inaugura una tienda física para vender las joyas creadas en su proyecto I-Lab
Javier Mouriño y Javier Costa, con algunos de los productos que se ofertan | Patricia G. Fraga

El Grupo de Persoas con Discapacidade de A Coruña, Grumico, da un paso al frente con la apertura de una tienda física en la que vender los productos nacidos al amparo de I-Lab, el centro  especial de empleo creado por la asociación y cuyo nombre responde al concepto de inclusión laboral por el que lleva años luchando y formando trabajadores. El número 41 de la calle de Ramón y Cajal es ya la sede de la joyería en la que dar salida a los productos nacidos del taller de artesanía gallega con denominación de origen, que incluye joyería y bisutería, así como trabajos de reparación y adaptación.
 

Javier Mouriño es el gerente de un establecimiento por el que el paso de curiosos ha sido constante una constante a lo largo de este mes de vida de la tienda, pero también de aquellos compradores habituales de los productos nacidos del taller I-Lab. El cien por cien de los trabajadores que le acompañan sufren algún tipo de discapacidad. La actividad que realizaban tenía su mercado en ferias, exposiciones y eventos de todo tipo. Ahora ya pueden presumir de ser parte activa del comercio de la ciudad. 
 

“Trabajamos especialmente la plata con esmalte al fuego”, explica. “Tenemos muchos encargos, la mayoría de la gente que acude aquí sabe qué producto ofrecemos y quiénes lo realizan”, añade el gerente. 
 

Para poder acceder a la Escuela de Joyería de Grumico el alumnado debe tener una discapacidad reconocida igual o superior al 33 por ciento, ser mayor de 18 y encontrarse en situación desempleo y ofrece una titulación propia. 
 

Productos por encargo

Algunos clientes ya están familiarizados con la oferta de I-Lab y la mayoría repiten. El producto más solicitado es la pulsera infinito. “Se vende al menos una al día”, comenta Mouriño. El símbolo del ocho tumbado resulta el reclamo más atractivo, y las gargantillas de plata tienen también mucha salida. De hecho, el trabajo en argento es el mayoritario en las piezas de catálogo. 
 

No obstante, aquellos que lo deseen pueden hacerse con piezas más personalizadas o exclusivas “Nos han hecho diferentes encargos, desde un colgante gigane de un perro a unas plumas”, indica el gerente del establecimiento, que también está abierto a propuestas para bautizos, bodas y comuniones.
 

Todo lo que se puede encontrar en I-Lab está bajo el cobijo de la marca Artesanía de Galicia, algo que repercute en la calidad, pero no en el precio. “Teniendo en cuenta eso, los precios son ajustados y asequibles”, finaliza Javier Mouriño sobre la nueva joya de la corona de la inclusión en A Coruña.

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