Son uno más de la familia. Para mucha gente, como sus hijos. La población canina de A Coruña llegó este año a una cifra récord, 31.906 ejemplares, y algunos de ellos recorren las calles de la ciudad en un ‘taxi’ que roba corazones a su paso. El ‘Bus-can’ es el transporte que emplea O Lar do Can, la residencia canina situada en Oleiros, para llevar a los perros a sus hogares tras un día de diversión en compañía. Sí, las mascotas también van a la guardería.
Lucía Bautista y Luis García pusieron en marcha O Lar do Can hace diez años. Ella se dedicaba a la educación infantil y él a la hostelería. Tras varias experiencias cuidando a perros de sus conocidos, decidieron cambiar su vida y llenarla de amigos peludos. Para ello tuvieron que estudiar y adaptar su casa, donde ahora hay hasta doce jardines para el disfrute de las mascotas.
“Algunos jardines son de arena y otros de hierba. A los perros los separamos en función de si están castrados, su tamaño y carácter. Al final, ya conocemos de qué pie cojean y sin son compatibles o no”, explica Lucía. O Lar do Can, además del servicio de guardería y transporte, también tiene hotel, adiestramiento, peluquería, servicio a casa y autolavado. A la hora de interactuar los que conviven en el hotel y los que van a la guardería, algunos llegan con miedo, otros con exceso de energía, pero el resultado siempre es el mismo: el comportamiento mejora y las conductas nocivas, la mayor parte de las veces, se corrigen.
“Cada uno hace su grupo y esto fomenta que sociabilicen, se presenten y jueguen”, explica Bautista. Los perros muchas veces son tímidos o demandan atención de las personas, por lo que tratan de dejarlos a su aire en algún momento en los jardines, siempre vigilados con cámaras de seguridad. “Están acostumbrados a pasear con correa y a no disponer de muchos sitios en los que soltarlos. Cuando llegan aquí disfrutan del espacio al aire libre, juegan entre ellos, con pelotas, cuerdas y también echan la siesta y comen. Se portan muy diferente aquí que en casa”, relata.
“Cuando llegan aquí disfrutan del espacio, juegan entre ellos, con pelotas, cuerdas y también se echan una siesta”
De vuelta con sus dueños, después de todo el día en la guardería, muchos llegan tan cansados que necesitan unas horas para recargar pilas. Los que se hospedan en el hotel tienen, además, todas las comodidades de un establecimiento de cinco estrellas: calefacción, cama y habitación propia.
Lucía destaca el comportamiento de los Golden retriever a la hora de interactuar con otros perros. Los carlinos, por ejemplo, dice que tienen “más energía de la que te puedes imaginar”. A la hora de llevarlos a la guardería, normalmente la decisión viene dada por la necesidad de dar a los perros actividad física y a compaginar los horarios de los dueños.
Fue en septiembre de 2022 cuando Lucía y Luis decidieron darle un lavado de cara al transporte que traslada a los perros de la ciudad y su área metropolitana. Disponen de dos furgonetas que antes eran blancas, pero hace dos años las pintaron de amarillo y las rotularon con las caras de perros que “ya no están y otros que vienen a la guardería”. Una clienta, diseñadora gráfica, les ayudó a hacer realidad la nueva imagen de los vehículos, que llaman la atención por la calle a todo aquel se cruce con ellos. “La gente le hace fotos a la furgoneta”, afirman.
Son cerca de veinte perros los que acuden mensualmente a la guardería de O Lar do Can. Luis se ocupa de recogerlos entre las 07.00 y 09.00 horas, y la vuelta a sus domicilios se lleva a cabo entre las 19.00 y 20.30 horas. En el ‘Bus-can’ todos los perros van juntos y se comportan de forma excepcional. Algunos incluso mejor que en su casa. La realidad es que, después de un día de ‘fiesta’ en compañía de amigos, la energía no es la misma que a primera hora. “Son como una piña”, concluye Lucía.