Las entrañas del Cantón Grande estaban a la vista el 6 de agosto de 1999, cuando El Ideal Gallego se hizo eco de los trabajos realizados por los arqueólogos contratados por el Ayuntamiento para poner en valor la villa romana descubierta en el subsuelo. Hace 50 años, el 6 de agosto de 1974, la edición del periódico dedicó gran espacio a la quinta edición de la Feria Nacional del Libro que abría sus puertas en la ciudad y cuyo director era Fernando Arenas Quintela. Además, eran noticia también las aceras de Alférez Provisional, tomadas por los coches para incomodidad de los peatones. Dos competiciones, un concurso hípico, en 1949, y una prueba automovilística, en 1924, merecían protagonismo en los periódicos de hace 75 y 100 años, respectivamente.
El Cantón Grande continúa levantando su pasado en 1999. El equipo de arqueólogos contratado por el Ayuntamiento ha hallado nuevos restos de la villa romana que se asentaba en el solar sobre el que se construirá la sede de la Fundación Caixa Galicia. El director de las excavaciones, Santiago Vázquez, explicó ayer que las recientes prospecciones, realizadas frente a la antigua entrada del Avenida, han demostrado que la estructura del inmueble continúa bajo el edificio del cine y que con toda probabilidad se extiende hacia la Fundación Barrié.
Además, una mancha de aceite de unos 100.000 metros cuadrados de superficie detectada a dos millas de la Torre de Hércules provocó ayer la alarma de los servicios de Salvamento Marítimo de A Coruña. Las labores de limpieza, en las que intervinieron tres embarcaciones, se prolongaron durante tres horas. En la ciudad el fuerte chaparrón de ayer provocó una cadena de accidentes en los accesos de A Coruña, que llegó a colapsar la circulación durante la tarde. La Policía Local contabilizó hasta doce accidentes en Alfonso Molina e inmediaciones, y otros tantos en distintos puntos de la N-550, la A-9 y la autovía de Carballo.
La quinta Feria Nacional del Libro abre sus puertas en La Coruña. Fernando Arenas Quintela es el hombre indicado para hablar sobre el tema, ya que es miembro de la Permanente del Instituto Nacional del Libro, vocal nacional por elección del Comercio del Libro y presidente del Sindicato Provincial del Papel y Artes Gráficas. Además, dirigirá la Feria, que según afirma “cuesta bastante más de un millón de pesetas”. “Hay 50 stands. Los libros portugueses constituyen novedad. Envían más de 1.500. Cada caseta contribuye con 1.000 pesetas. Habrá horario de mañana y tarde, y se llevará estadística diaria de cada caseta”, anuncia Arenas sobre esta quinta edición.
La acera de la Avenida de Alférez Provisional sigue tomada por los coches en pleno mes de agosto de 1974. ¿Por dónde diablos pasará el pacífico transeúnte, la madre con su cochecito de bebé, el anciano con su bastón al frente y su reúma en la espalda? ¿Es que únicamente los “seíllas” y similares deben ser carne de grúa y no también los ostentosos “mercedes”? ¿O es que los señores de la libreta y el bolígrafo en ristre se hacen los locos pensando en el “pez gordo” a quien el cochazo podría pertenecer? Si la acera es acera, que se respete y se haga respetar. Al menos lo suficiente para que se pueda transitar por ella. ¿O es mucho pedir?
Para descalificar a un contrincante, cierto político le imputaba que era incapaz de montar a caballo, con lo que, a fin de cuentas, venía a negarle la condición de caballero. Y algo así pensábamos ayer nosotros ante las gentiles evoluciones de corceles y jinetes en la segunda prueba del Concurso Hípico celebrada en nuestra ciudad en 1949.
Cuando ayer ante nuestros ojos estos jinetes españoles competían en la palestra de Riazor con la nobleza y dignidad de caballeros medievales, una sensación de bienestar, una inefable atmósfera de seguridad parecía invadir nuestro ser. Ante nosotros se asomaron otros tiempos más felices, cuando un madrigal era el mejor pasaporte, la caballería un vehículo irreemplazable en las relaciones internacionales y los torneos entre caballeros la mejor forma de dirimir una cuestión sin llegar a la cruenta experiencia de la guerra.
Poco antes de la hora señalada para dar comienzo a las pruebas de la Gymkhana, el parque de Riazor estaba concurridísimo, viéndose entre el público lo más distinguido de la sociedad coruñesa, que llenaba los palcos, sillas y muchas gradas. A las cinco dio comienzo la prueba de profesionales, siendo adjudicados los premios por este orden: primero, 200 pesetas en metálico, a D. Bernardo Pérez, que hizo el recorrido en tres minutos, cuarenta y medio segundos; segundo, de 100 pesetas, a D. Eleuterio García, que invirtió cuatro minutos, diez segundos, y el tercero, a D. Servando González, que hizo la prueba en cuatro minutos veinte segundos.
Verdaderamente interesante resultó la prueba de aficionados por el número de inscripciones y la calidad de los concurrentes, lo que agregaba interés al festival automovilista.