El periódico del 23 de septiembre de 1997 destacaba en portada las obras de la Casa de los Peces, que estaba previsto que comenzasen antes de que terminase el año, el incremento de Hacienda en las desgravaciones por hijo y la inminente apertura del hospital Abente y Lago.
El proyecto de Casa de los Peces dio ayer una de sus últimas brazadas administrativas, con la apertura de las ofertas económicas de las empresas que quieren llevarse el gato al agua. Construcciones Lain-Azvi, Fomento de Construcciones-FCC, Necso Entrecanales Cubiertas y Dragados-José Malvar aspiran a construir el museo acuático con la piscina más grande del mundo. La vieja cetárea fue adquirida por el Ayuntamiento a sus antiguos propietarios por cerca de 400 millones de pesetas. En su superficie, de 36.000 metros cuadrados, se creará un sistema museístico sobre la vida marina a través del que se tratará de estimular el interés hacia los ecosistemas del litoral, crear actitudes positivas haca la conservación del medio ambiente y promocionar conocimientos sobre el mar y el litoral coruñés.
Las viejas postales en blanco y negro muestran unos Cantones tomados por las masas, abarrotados por coruñeses que se entregaban al tradicional ejercicio del paseo "por el centro" y que después reponían fuerzas (o las perdían diluidas en alcohol, allá cada cual) en las amplias terrazas de alguno de los bares de la zona. En contraste, Los Cantones de los año s90 parecen la desangelada City londinense. De lunes a viernes y hasta las dos de la tarde los toman al asalto los ejecutivos trajeados, siempre a la carrera. Los sábados y los domingos, especialmente desde el cierre del cine Avenida, son un céntrico desierto. Ahora un empresario coruñés, propietario del pub Marea en el Orzán y del bar Cascarilla en la estrecha de San Andrés, prepara la apertura del que será el único establecimiento hostelero en una zona histórica donde hay "sobredosis" de bancos.
La Unidad Municipal de Ruinas lo tenía todo atado y bien atado, circunstancia que evitó un "domingo sangriento" en la ciudad. El desplome (interior) de buena parte del número 72 de la calle Orzán (un edificio con bajo, tres plantas y buhardilla) volvió, sin embargo, a resucitar viejos temores entre la ciudadanía, que desde hace unos meses no se despertaba con la noticia de un derrumbe incontrolado. El derrumbe no causó víctimas porque el Ayuntamiento ordenó hace dos años el desalojo del inmueble y ahora ha dado orden de demolerlo. Debido al peligro de que en los próximos días se desplome la parte posterior del edificio, se ha dictado una providencia para que los propietarios ejecuten de inmediato la demolición.